El 4 de junio de 2011, Villa La Angostura vivió uno de los episodios más dramáticos de su historia: la erupción del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, que cubrió la ciudad con más de 5 millones de metros cúbicos de ceniza y arena volcánica, paralizando por completo su actividad y dejando a la comunidad en una situación crítica.
La erupción, considerada la más potente en la región en los últimos 10.000 años, generó una columna eruptiva de 12,2 kilómetros de altura y 5 kilómetros de ancho que se mantuvo durante 27 horas, expulsando material con una energía equivalente a 70 bombas atómicas.
La nube de cenizas cruzó la cordillera y precipitó en las ciudades argentinas de Villa La Angostura, Junín de los Andes, San Martín de los Andes y Bariloche, y el norte de la Provincia de Chubut.
Villa La Angostura fue una de las localidades más afectadas, con acumulaciones de ceniza y lapilli de entre 16 y 24 centímetros, llegando en algunas zonas a los 30 centímetros. La ciudad quedó sin luz ni agua corriente en varias partes, y la situación llevó a declarar la emergencia social y económica en el Departamento Los Lagos de la provincia de Neuquén.
La respuesta de la comunidad fue ejemplar: más del 90% de los habitantes decidieron no abandonar la ciudad y se organizaron para enfrentar la catástrofe. La limpieza de las calles principales demandó dos meses y un costo estimado de 35 millones de dólares, sin incluir las pérdidas de los comerciantes.
La erupción también tuvo un impacto significativo en el transporte aéreo, obligando a cancelar vuelos locales e internacionales debido a la presencia de cenizas en la atmósfera, que alcanzaron ciudades como Buenos Aires, Montevideo, y hasta Perth y Melbourne en Australia.
A 14 años del evento, Villa La Angostura conmemora el Día del Voluntario y la Solidaridad, instaurado en 2011 por la Legislatura de la Provincia del Neuquén, en homenaje al esfuerzo de la comunidad ante la erupción. El acto se realizó en la Casa de la Cultura con la presencia de autoridades, fuerzas y vecinos, recordando con orgullo la resiliencia demostrada en aquellos momentos.
La experiencia dejó lecciones valiosas sobre la importancia de la cooperación y la preparación ante desastres naturales. Actualmente, se mantiene una vigilancia conjunta del complejo volcánico por parte del Servicio Geológico Minero Argentino y otras instituciones, ante la posibilidad de una reactivación futura.
