
La acumulación de basura en ramblas y esquinas de barrios de Neuquén volvió a ser motivo de reclamos y preocupación vecinal, especialmente en zonas como Necochea y Novela, donde los vecinos denuncian que, a pesar de los esfuerzos municipales por mantener la limpieza, la práctica de arrojar residuos en la vía pública no cesa. La situación ha sido reiteradamente señalada al aire por móviles radiales y vecinos, sin que se observen mejoras sostenidas.
El malestar crece al comprobar que las cuadrillas municipales limpian los sectores afectados y, a las pocas horas, los mismos vuelven a estar cubiertos de residuos. En algunos casos, los operativos de limpieza urbana debieron repetirse en menos de 24 horas. Esto no solo representa un gasto adicional para el municipio, sino que multiplica los costos del servicio que, en última instancia, pagan todos los contribuyentes.
Vecinos consultados aseguran conocer a quienes tiran la basura, pero temen denunciarlos por posibles represalias. “Yo ni loco te doy la grabación porque después me van a pintar la puerta o romper un vidrio”, explicó un residente. El miedo a represalias inhibe a muchos de registrar o compartir pruebas que permitan sancionar a los responsables, lo que dificulta la aplicación de multas.
Los puntos de recolección, transferencia y reciclado existen y son gratuitos, pero aún así muchos eligen el descarte informal y clandestino. El servicio puerta a puerta sigue funcionando en diversos sectores de la ciudad, sin embargo, persiste una lógica que prioriza la comodidad por sobre la convivencia y el cuidado ambiental.
La falta de cámaras en zonas críticas, o su escaso uso como prueba, limita la capacidad del municipio para identificar a los infractores. Aunque existen domos en funcionamiento, rara vez son utilizados como evidencia para aplicar sanciones. Desde las autoridades se analiza la posibilidad de reforzar estos sistemas, aunque los costos de instalación y monitoreo siguen siendo una barrera.
El comportamiento desaprensivo de una minoría afecta a la mayoría de los ciudadanos que sí cumplen con las normas. “El que tira basura acá lo hace porque sabe que la municipalidad va a pasar a levantarla, y en algún momento dejará de hacerlo. Entonces todos pagaremos el costo de su irresponsabilidad”, se lamentó un movilero durante la cobertura del tema.
La indignación es creciente, y la comunidad pide sanciones más efectivas contra quienes atentan contra el espacio público. Aunque las multas están previstas por ordenanza, su aplicación es difícil sin pruebas contundentes. Se evalúan campañas educativas y operativos sorpresa como posibles respuestas a corto plazo.
En paralelo, hechos como la tala reciente de álamos por parte de bomberos en el cuartel de la zona también generaron comentarios en el vecindario, aunque fueron ejecutados con profesionalismo y ya cuentan con reposición. Este tipo de intervenciones, cuando son bien planificadas, contrastan con la falta de planificación ciudadana para mantener limpios los barrios.