En una recorrida por la calle Linares, Rigo Castaño, cronista de Radio 7, expuso la problemática que afecta a los vecinos de un sector de la ciudad. Desde hace tiempo, un charco constante de aguas verdosas se ha convertido en un símbolo del abandono y la falta de soluciones para una situación que no solo impacta la calidad de vida de los habitantes, sino que representa un grave problema de salubridad.
El punto de conflicto se sitúa en una esquina del casco urbano donde las aguas brotan incesantemente desde una boca calle. Según describió el cronista, no solo el color del agua es alarmante, sino también el fuerte olor que emana y los daños que provoca en el asfalto. “El agua rompe el pavimento, y la Municipalidad tiene que venir constantemente a reparar”, detalló Castaño, mientras mostraba imágenes de la zona afectada.
Entre aguas verdosas y basura acumulada
La problemática no se limita al charco que recorre varias cuadras hasta desembocar en el brazo de la Isla 132, contaminando potencialmente el río Limay. La acumulación de basura en la vereda y la cuneta agrava la situación. “Esto no es algo que puedan barrer los empleados de Cliba; requiere una intervención más profunda”, señaló Castaño, subrayando el desastre ambiental y visual que enfrentan los vecinos diariamente.
La fuente del problema: caños rotos y bombas clandestinas
En un intento por determinar el origen del agua, el equipo de Radio 7 recorrió el sector y encontró dos fuentes principales. La primera, caños rotos bajo la vereda que generan emanaciones constantes. La segunda, y quizás más preocupante, proviene de algunas viviendas cuyos propietarios utilizan bombas para extraer líquidos cloacales de sus pozos sépticos y arrojarlos directamente a la calle. “Esto es un atentado a la salud pública”, enfatizó Castaño.
Durante su informe, Castaño destacó una vivienda específica que, según los vecinos, ha sido objeto de reiterados allanamientos policiales por presuntos vínculos delictivos. Sin embargo, aclaró que esta situación se replica en varias casas de la zona. “Los líquidos cloacales terminan en las calles, acumulándose y agravando aún más el problema”, explicó.
Responsabilidades cruzadas: entre el EPAS y la Municipalidad
El cronista señaló que los vecinos están indignados por la falta de acción de las autoridades. Algunos apuntan al EPAS, aunque Castaño subrayó que, en el caso de los vertidos cloacales deliberados, la responsabilidad recae directamente en la Municipalidad. “Arrojar líquidos cloacales crudos a la vía pública no solo es un problema ambiental, sino también un riesgo sanitario para toda la comunidad”, aseguró.