Los residentes de Casimiro Gómez mantienen cortada la calle a la altura de Toma Cañadón. El motivo del reclamo es la falta de agua, un problema que afecta a un sector entero del barrio. Los vecinos han expresado su descontento, afirmando que deben caminar hasta seis cuadras para conseguir agua, lo que resulta insostenible. “No vamos a levantar la medida hasta que tengamos una solución concreta”, advierten.
En entrevista con radio 7, el movilero Rigo Castaño informó que: “En un hecho violento ocurrido en Los Hornitos, un joven ingresó a una vivienda durante la madrugada y fue descubierto por el propietario. El dueño de casa, al percatarse de la situación, comenzó a perseguir al delincuente, lo que provocó que varios vecinos se unieran a la cacería”. El joven fue severamente golpeado, y tuvo que ser trasladado en ambulancia debido a las lesiones. Aunque se desconoce su estado actual, la situación ha generado un debate sobre la justicia comunitaria y la respuesta ante la inseguridad.
Por otro lado, la comunidad del barrio Trébol se encuentra en alerta tras el atropello de un niño de 12 años. El accidente, que ocurrió alrededor de las 8 de la noche, ha sido atribuido a la alta velocidad del conductor y a la falta de infraestructura adecuada en la zona. Los vecinos afirman que la obra de una cochera incompleta dificulta el cruce seguro para peatones, lo que agrava el riesgo de accidentes.
El niño atropellado se encuentra en estado grave, lo que ha enardecido a los residentes del barrio. “Estamos cansados de que no se tomen medidas para garantizar la seguridad de nuestros hijos”, expresaron algunos de los vecinos. La falta de un cruce adecuado y la deficiente señalización han sido identificados como factores contribuyentes al incidente.
Estos incidentes no son aislados, sino que reflejan un patrón de inseguridad y falta de servicios públicos en varias comunidades. La falta de agua en Casimiro Gómez, los actos de justicia por mano propia en Los Hornitos y la inseguridad vial en el Trébol ponen de manifiesto la necesidad de una respuesta integral por parte de las autoridades locales.
Los vecinos han solicitado la intervención urgente de las autoridades competentes para abordar estas problemáticas. “No solo queremos soluciones a corto plazo, sino un plan que contemple nuestras necesidades a largo plazo”, señalan. La creciente frustración se traduce en un llamado a la acción, que exige respuestas concretas.
La situación en estas comunidades pone de relieve la urgencia de un diálogo entre los residentes y las autoridades para encontrar soluciones efectivas a los problemas que enfrentan. En un contexto donde la inseguridad y la falta de servicios básicos son cada vez más comunes, es fundamental que las voces de los ciudadanos sean escuchadas.