La preocupación por la inseguridad volvió a irrumpir con fuerza en Canal 5, en el oeste neuquino, donde vecinos advierten que en las últimas semanas se multiplicaron los robos y los hechos de violencia en la zona comprendida entre calle 12 de Septiembre, las vías del tren y la Ruta 7. La presencia de personas en situación de calle viviendo en estructuras improvisadas a la vera del canal encendió alarmas y reavivó el debate sobre el abordaje social del problema.
En diálogo con la prensa, Luis Sánchez, presidente de la comisión vecinal, explicó que en los márgenes del canal se instalaron carpas y estructuras precarias hechas con nylon, cartón y madera. “Tenemos entre cuatro y cinco chozas pegadas al canal. Es peligroso para ellos y para los vecinos”, señaló.
Según los testimonios, en los últimos días intentaron robarle la mochila a una joven en el sector y otro vecino que regresaba en bicicleta de trabajar en el aeropuerto fue atacado mientras circulaba hacia Valentina Norte. La falta de iluminación entre las vías y la Ruta 7 agrava la situación. “Es una boca de lobo. A la noche es tierra de nadie”, describió Sánchez.
Los vecinos señalan que, tras el cierre del refugio municipal destinado a personas sin techo, parte de los ocupantes se trasladaron a ese sector. Sin embargo, aclaran que muchas de esas personas ya vivían allí desde antes. La policía de la Comisaría 12 realiza operativos y desaloja las estructuras, pero quienes viven allí regresan horas después.
“Nos preocupa la inseguridad, pero también la situación humana. Hay una chica venezolana viviendo ahí, y otros jóvenes. No sabemos qué hacer”, contó Sánchez, quien reconoció que la ayuda social es limitada y que algunos de los ocupantes son personas que llegan desde otras provincias.
También mencionó la contradicción social que genera la situación: “Muchos vecinos quisieron ayudar, los emplearon, les dieron comida… y algunos terminaron siendo víctimas de robos”.
La presencia del CEP (Centro Educativo Provincial) cercano suma otro punto crítico: durante la noche, estudiantes y docentes que asisten a clases nocturnas deben transitar el sector. Aunque la cooperativa CALF colaboró instalando luminarias frente al establecimiento, el problema persiste al cruzar las vías.
“Antes del alumbrado, robaban a los autos y a los chicos. Ahora está mejor, pero apenas cruzás la vía es un peligro total”, aseguró el vecinalista.
Los vecinos reclaman presencia policial estable, mayor iluminación, limpieza del espacio público y, sobre todo, una política clara de contención social. “La policía hace lo que puede, pero esto es un problema social. Alguien tiene que intervenir”, plantearon.
El testimonio se suma a otras demandas registradas en distintos barrios neuquinos ante el crecimiento visible de personas en situación de calle y la tensión comunitaria que esto genera. El desafío —coinciden— será que las respuestas conjuguen seguridad, políticas sociales y cuidado del espacio urbano.


