
En la región de Vaca Muerta, la escasez de médicos residentes está generando una crisis en el sistema de salud, tanto público como privado, según revelan fuentes especializadas. La creciente demanda de profesionales médicos, impulsada por el auge petrolero, ha desbordado la capacidad de formación y retención de especialistas en Río Negro, poniendo en riesgo la atención sanitaria de una población en aumento.
Vaca Muerta atrae médicos al sector petrolero, desviándolos de las residencias médicas. Empresas del shale ofrecen salarios competitivos que superan ampliamente los ingresos de un residente, lo que lleva a muchos graduados a priorizar trabajos inmediatos en yacimientos sobre la especialización. Esta tendencia, según expertos, trunca la formación de profesionales en áreas críticas como pediatría o medicina general.
El sistema de residencias enfrenta un déficit de postulantes que agrava la situación. En Río Negro, especialidades esenciales como clínica médica, ginecología y pediatría tienen pocas inscripciones, mientras que disciplinas como anestesiología o cirugía mantienen cierta demanda. La falta de interés se atribuye a la larga duración de la formación, que puede extenderse más de una década.
Salarios bajos desmotivan a los residentes, quienes perciben aproximadamente la mitad de lo que gana un médico que opta por guardias o empleos directos. Aunque en el sector público de Río Negro se equipararon los ingresos de residentes y profesionales iniciales, las condiciones de vida y la presión laboral siguen siendo un obstáculo para atraer talento joven.
Un factor clave es el cambio generacional en las prioridades de los nuevos médicos. Los profesionales jóvenes buscan réditos económicos rápidos y evitan compromisos a largo plazo, como las residencias, que exigen años de sacrificio con retribuciones modestas. Esto, según analistas, refleja una transformación en las expectativas laborales.
El crecimiento poblacional de la región, impulsado por la actividad petrolera, agrava la presión sobre los servicios de salud. En lugares como Rincón de los Sauces, tres de cada diez pacientes son nuevos residentes, lo que desborda hospitales y clínicas que no cuentan con suficientes especialistas para atender la demanda.
La falta de infraestructura educativa también juega un rol crítico. Las universidades locales, como la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue, no producen suficientes egresados especializados para cubrir las necesidades de Vaca Muerta, y los programas de formación no han evolucionado al ritmo del boom económico.