
La delegada de ATE del Laboratorio Central del EPAS, Julia Arias, denunció una crítica falta de personal que compromete el funcionamiento del área encargada de garantizar la potabilidad del agua en Neuquén. Actualmente, apenas nueve trabajadores realizan tareas que deberían estar a cargo de al menos veinte personas, cubriendo análisis de muestras de agua y efluentes de toda la provincia.
El reclamo por incorporación de nuevos empleados data desde el 2020, pero el decreto de ingreso aún no ha sido firmado por el gobernador. Según Arias, en plena pandemia se habilitó el ingreso de nuevos agentes por concurso, pero a la fecha no se ha concretado, pese a que ya se realizaron los exámenes preocupacionales y las evaluaciones correspondientes.
“Estamos haciendo los análisis, pero no damos abasto”, advirtió Arias, quien remarcó que algunos estudios ya se están derivando a laboratorios privados. Esta situación alerta sobre un posible proceso de tercerización del servicio público, lo que pondría en riesgo la autonomía técnica del laboratorio.
Las tareas en el laboratorio incluyen no solo controlar el agua potable, sino también verificar que los efluentes tratados no contaminen fuentes hídricas. En la actualidad, los análisis se realizan en tiempo y forma, pero no con la frecuencia ni el alcance necesarios para una población en crecimiento.
El desgaste laboral es evidente: los trabajadores están sobrecargados de tareas, realizan horas extras los fines de semana y enfrentan demoras en la reposición de insumos. Algunos equipos clave como un cromatógrafo de hidrocarburos no pueden utilizarse por falta de capacitación y tiempo operativo.
Además del laboratorio, se sumaron al reclamo los operarios de la planta PIN, encargada del tratamiento cloacal del parque industrial, que también enfrenta serias carencias. Allí, con solo seis empleados, se cubren turnos de hasta 16 horas sin francos compensatorios y con escasa presencia de jefaturas.
Desde ATE alertan que el éxodo de personal se profundiza por las malas condiciones salariales y la falta de incentivos específicos. Quienes poseen formación técnica optan por trasladarse a otros sectores del EPAS con mejores beneficios, lo que deja al laboratorio sin reemplazos y con puestos vacantes sin cubrir.
A pesar de medidas de fuerza recientes, Arias señaló que no hubo contacto ni apertura al diálogo por parte de las autoridades del EPAS. “Ni siquiera se comunicaron para verificar si se estaba cumpliendo la guardia mínima”, señaló con preocupación, dejando en evidencia el abandono institucional que vive el área.