Azúa señaló que, a pesar de múltiples reuniones con funcionarios del gobierno provincial y una reciente audiencia con el Ministro de Gobierno, las respuestas han sido insuficientes. «No brindamos cualquier servicio. Estamos ofreciendo el más esencial: agua potable y saneamiento. Sin esto, no hay salud,» enfatizó el representante gremial, subrayando la gravedad de la situación.
La falta de inversión en infraestructuras críticas, como la planta de tratamiento de Mari Menuco, y la escasez de recursos para mantenimiento en varias localidades de la provincia, han generado un clima de precariedad. «Lo que era automatizado hoy es manual, y eso recae sobre los trabajadores, haciendo cada vez más difícil garantizar un buen servicio,» destacó Azúa.
En el contexto de las bajas temperaturas, las pérdidas de agua se congelan, incrementando los riesgos de accidentes y complicaciones en la prestación del servicio. Azúa también mencionó la reciente quema de tubos de fibra de vidrio en un depósito del oeste, lo cual resultó en una pérdida millonaria, y evidenció la falta de seguridad en las instalaciones del EPAS.
Los trabajadores del EPAS continuarán con la permanencia en la sede hasta que se obtengan respuestas concretas por parte del gobierno. Mientras tanto, se mantendrán en asamblea permanente para definir las próximas acciones.