
Cada 1° de agosto, miles de personas en todo el país toman caña con ruda como parte de una antigua tradición que honra a la Pachamama y busca espantar las malas energías. En diálogo con Radio 7, Silvia Martínez, especialista en prácticas ancestrales, explicó que la infusión no tiene fines esotéricos mágicos, sino que se vincula con el bienestar físico y espiritual.
La costumbre consiste en tomar tres, cinco o siete sorbos directamente desde la botella, sin usar vasos, y siempre en números impares. Quien ofrece la caña debe ser el primero en probarla, y el resto la recibe como parte del ritual de compartir. Es un acto simbólico de apertura, comunidad y respeto por la tierra.
La preparación es artesanal y comienza un año antes. Martínez detalló que lleva ruda macho y hembra, cáscaras de cítricos como naranja y limón, romero y otras hierbas, todo macerado en caña de durazno, una bebida dulce que permite conservar los ingredientes sin perder sus propiedades.
La fecha del 1° de agosto no es casual: coincide con las celebraciones en honor a la Pachamama, donde se agradece a la tierra por lo brindado. En el norte argentino, especialmente en Salta y Jujuy, se realizan hogueras, se ahúman casas y se hacen ofrendas a la tierra como parte del mismo sentido ritual.
Silvia fue clara en que este acto no promete suerte económica ni milagros, sino salud, protección y renovación. “Es una forma de prevenir enfermedades, limpiar el cuerpo de parásitos, y mantener alejadas las malas energías”, aseguró durante una entrevista radial.
La tradición también guarda un fuerte valor afectivo y familiar. Martínez contó que lo aprendió de su abuela, quien salía a repartir tragos de caña con ruda a vecinos y amigos. “Es algo que se transmite con amor, de generación en generación”, expresó emocionada.
El gesto de convidar es esencial: quien tiene una botella, la comparte. Esa generosidad simboliza la creencia de que dar permite recibir. Para quienes tienen niños, se recomienda dar una cucharada a la noche, sin forzar el ritual adulto, pero integrando su sentido.
Más allá de lo espiritual, la caña con ruda también tiene propiedades digestivas y curativas, según explicó la entrevistada. “La naturaleza nos da mucho. Esta bebida ayuda a cortar una gastroenteritis, por ejemplo, y a fortalecer el cuerpo”, dijo. Y aclaró: “No es solo alcohol; es medicina ancestral”.