
Tras años de incertidumbre, la posible reactivación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) vuelve a generar expectativas. El proyecto, inactivo desde 2017, dio un paso clave en las últimas semanas tras la firma de un memorando de entendimiento con Canadá, país que busca abastecerse de agua pesada para sus futuros reactores nucleares.
El acuerdo prevé la compra de unas 1.000 toneladas de agua pesada, con la posibilidad de ampliar la demanda en función del desarrollo de hasta diez reactores nucleares a nivel internacional. La PIAP, ubicada en Arroyito (Neuquén), es la única planta en el mundo con capacidad de producir 200 toneladas anuales con estándares de calidad reconocidos globalmente.
“Hace dos semanas y media se firmó un memorando de entendimiento con Canadá, que se compromete a comprar agua pesada de la PIAP”, explicó Nicolás Ventura, secretario General de la Junta Interna.
Además de Canadá, una empresa estadounidense también mostró interés en adquirir 80 toneladas por año durante cinco años. Por otro lado, representantes de Japón visitaron la planta y manifestaron su intención de avanzar en un acuerdo para comprar amoníaco, otro de los productos que podría elaborar la PIAP.
“Lo que está claro es que se ha venido avanzando con tres empresas interesadas en la compra de agua pesada, y otras también han mostrado interés por el amoníaco”, agregó Ventura.
Pese al entusiasmo generado por los acuerdos comerciales, la reactivación de la planta aún depende de conseguir financiamiento para su reacondicionamiento. Según Ventura, las tareas para poner en marcha la PIAP llevarían unos 20 meses. “La planta está muy bien conservada gracias al esfuerzo de los trabajadores, incluso en los peores momentos”, destacó.
Ventura también se refirió a la necesidad de diálogo con las autoridades provinciales: “Hemos pedido reuniones con el gobernador, pero hasta el momento no hemos tenido respuesta. Sí nos recibió Rubén Etcheverry (ministro de Planificación y Optimización del Estado) pero volvimos a solicitar otro encuentro.”
Las gestiones con Canadá fueron encabezadas por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA). Ventura confirmó que mantienen reuniones periódicas con el organismo para conocer el avance de las negociaciones internacionales.
La demanda energética global y el interés internacional parecen alinear un nuevo escenario para la planta neuquina, aunque la concreción dependerá del apoyo financiero y político para reactivar su operatividad. “La PIAP puede producir 200 toneladas anuales, lo que da para muchos años de producción, sumando la demanda local y la de otras empresas interesadas”, cerró Ventura con esperanza.