
La psicóloga Denise Sánchez advirtió sobre el incremento de casos de personas con trastorno de acumulación compulsiva, un fenómeno que, según explicó, suele desarrollarse de manera progresiva y sin que el paciente lo reconozca como un problema.
En diálogo con este medio, Sánchez remarcó que este trastorno “es egosintónico, lo que significa que la persona se acostumbra a vivir rodeada de objetos y no percibe el riesgo o la incomodidad que esto genera, tanto para ella como para su entorno”. Por esta razón, son generalmente familiares o vecinos quienes alertan la situación e impulsan la intervención de las autoridades o de profesionales de la salud.
El caso reciente de Mabel, una adulta mayor de más de 80 años que vive en Neuquén capital y que fue asistida por el municipio tras años de acumulación extrema, volvió a poner el tema en agenda. Tras una limpieza total de su vivienda y el retiro de animales que mantenía en condiciones de hacinamiento, la mujer regresó al hogar y manifestó profunda angustia por no encontrar sus pertenencias ni sus mascotas.
Para Sánchez, este tipo de intervenciones sin un acompañamiento psicológico y psiquiátrico adecuado pueden provocar un brote emocional severo, ya que los objetos y animales forman parte del vínculo afectivo y de la estructura cotidiana del paciente. “No se puede limitar la intervención a retirar cosas; debe ser un proceso gradual, con seguimiento profesional y apoyo familiar”, sostuvo.
La especialista señaló que este trastorno puede tener un componente genético, pero también se ve influido por factores ambientales como pérdidas, traumas o situaciones críticas. En algunos casos, la pandemia actuó como un acelerador, ya que el encierro y la incertidumbre llevaron a muchas personas a guardar y acumular bienes “por si acaso”.
El fenómeno, que antes parecía naturalizado, hoy es más visible gracias a las intervenciones del Estado y la difusión mediática. Sin embargo, la reiteración de casos como el de Mabel evidencia la ausencia de planes de tratamiento sostenidos en el tiempo, lo que expone a los pacientes a recaídas y a condiciones de vida insalubres.