
El Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa convocó a un paro general por 48 horas con afectación directa en la producción hidrocarburífera, en respuesta a la denuncia de 1.200 despidos y más de 2.000 suspensiones en distintos yacimientos de la región. La medida comenzará este miércoles 30 de julio a las 20 horas, coincidiendo con el cambio de turnos, y se extenderá hasta el viernes 1 de agosto.
El gremio que lidera Marcelo Rucci calificó la situación como “crítica” y advirtió que no tolerará la pérdida de puestos de trabajo sin reacción. “Nos obligan a tomar decisiones drásticas porque no hay voluntad de diálogo”, expresó el dirigente, quien además denunció incumplimientos de parte de las empresas en los acuerdos firmados con anterioridad.
La medida afectará principalmente a los yacimientos ubicados en Vaca Muerta, principal reservorio de petróleo y gas no convencional del país, donde operan firmas como YPF, Vista, Tecpetrol y Pampa Energía. La interrupción del trabajo en torres, plantas y transporte impactará en forma directa en la producción nacional de crudo y gas.
Desde el gremio informaron que la decisión fue respaldada en asambleas realizadas en cada base operativa, y que el malestar entre los trabajadores es generalizado. “No vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras avanza un ajuste brutal sobre nuestra gente”, señalaron voceros sindicales, en referencia al contexto económico actual y las políticas energéticas nacionales.
La reacción del sindicato se produce en medio de un clima de creciente tensión entre las empresas del sector y los trabajadores, con negociaciones salariales estancadas y una serie de conflictos laborales acumulados desde principios de año. En ese marco, el gremio sostuvo que no se han respetado los compromisos de sostenimiento del empleo asumidos en las últimas mesas de diálogo.
El Ministerio de Trabajo de la Nación aún no se pronunció oficialmente sobre la medida, aunque trascendió que se evalúa convocar a una audiencia de urgencia para evitar mayores impactos en la actividad. El sector energético es clave para el ingreso de divisas al país, por lo que un paro de estas características genera alarma en el Gobierno nacional.
Desde las cámaras empresarias, como CEIPA y la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos, manifestaron su preocupación y pidieron “racionalidad” al sindicato, advirtiendo que una medida de esta magnitud pone en riesgo inversiones y compromisos de producción. No obstante, reconocieron que la situación financiera es compleja para muchas operadoras.
El conflicto se inscribe en una coyuntura marcada por la caída de la actividad, la falta de previsibilidad en tarifas y la incertidumbre sobre el futuro del sector, elementos que afectan tanto a las empresas como a los trabajadores. El paro de 48 horas promete visibilizar el reclamo gremial con fuerza, aunque sus efectos podrían sentirse más allá de la cuenca neuquina.