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Payamédicos en Neuquén: alegría, compromiso y color para sanar desde el corazón

Los pasillos silenciosos del hospital se transforman cada vez que entran en escena. Vestidos con colores potentes, nombres propios inventados y una misión muy clara, los payamédicos de Neuquén despliegan un trabajo cuidado, comprometido y profundamente humano. Desde hace casi dos décadas, este grupo de voluntarios recorre salas y habitaciones con una propuesta que va […]

Los pasillos silenciosos del hospital se transforman cada vez que entran en escena. Vestidos con colores potentes, nombres propios inventados y una misión muy clara, los payamédicos de Neuquén despliegan un trabajo cuidado, comprometido y profundamente humano. Desde hace casi dos décadas, este grupo de voluntarios recorre salas y habitaciones con una propuesta que va mucho más allá de la risa: brindan compañía, alivio emocional y vínculos en contextos difíciles, todo bajo un marco de formación estricta y profesionalismo.

La organización Payamédicos, nacida en Argentina en 2002, tiene presencia nacional e incluso en países vecinos como Chile. En Neuquén están activos desde 2006 y desarrollan su labor en hospitales públicos como el Castro Rendón, el Bouquet Roldán y clínicas de la región. También han visitado hogares de adultos mayores y otros espacios donde la salud necesita también del afecto.

No son artistas improvisados ni figuras eventuales, sino personas formadas en técnicas teatrales adaptadas al entorno hospitalario, bioseguridad, psicología, procesos de duelo y contención. Cada intervención está planificada, desde el vestuario hasta los elementos que utilizan —que deben cumplir normas sanitarias estrictas— y la manera en la que se relacionan con pacientes y personal médico. Sus personajes no improvisan, sino que son construidos con identidad, propósito y responsabilidad.

Las jornadas dentro del hospital duran aproximadamente tres horas e incluyen una instancia previa de reunión con médicos para conocer el estado de los pacientes, luego las intervenciones lúdicas y finalmente un “payabalance”, donde analizan lo vivido y ajustan sus prácticas.

Constanza Plantey, referente local, explicó que en Neuquén la formación está organizada en módulos teóricos y prácticos y que más de 4.000 personas han pasado por los cursos en todo el país. “No se trata de disfrazarse y entrar a jugar”, explicó, sino de adquirir herramientas para acompañar sin invadir y ser alegría sin negar el dolor ajeno.

Además de su actividad hospitalaria, los payamédicos preparan cada año una intervención pública conocida como Payasol, con motivo del Día de la Donación de Órganos. Este 1 de junio desde las 15, estarán en el Paseo de la Costa de Neuquén recibiendo y repartiendo soles, símbolo de vida y solidaridad. Invitan a toda la comunidad a participar y sumarse a la campaña.

Quienes deseen colaborar o capacitarse pueden comunicarse a través del número 299 424 5119 o seguirlos en redes como @payamedicosNQN y Cipolletti, donde comparten actividades, novedades y testimonios. También brindan acompañamiento a quienes no pueden pagar la formación, financiando elementos de trabajo y materiales con lo recaudado en talleres.

En un contexto de creciente necesidad de contención emocional y vínculos humanos auténticos, la tarea de los payamédicos devuelve esperanza, empatía y presencia donde más se necesitan. Lo hacen desde el juego, pero con una profundidad que deja huella.

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