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Neuquén impulsa el nuevo mapa económico argentino gracias a Vaca Muerta

La economía argentina atraviesa una transformación geográfica profunda, con Neuquén consolidándose como una de las provincias clave por su creciente aporte al Producto Bruto Interno (PBI). Según un análisis reciente de Daniel Schteingart, economista y referente en estudios estructurales del país, el avance de esta provincia patagónica se debe, principalmente, al desarrollo del yacimiento de […]

La economía argentina atraviesa una transformación geográfica profunda, con Neuquén consolidándose como una de las provincias clave por su creciente aporte al Producto Bruto Interno (PBI). Según un análisis reciente de Daniel Schteingart, economista y referente en estudios estructurales del país, el avance de esta provincia patagónica se debe, principalmente, al desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta, que hoy representa uno de los motores más dinámicos de la actividad nacional.

Neuquén ya figura como la quinta provincia con mayor peso en el PBI nacional, superando a distritos históricamente relevantes como Mendoza, Tucumán o Entre Ríos. Este crecimiento es aún más llamativo considerando que la población neuquina es sensiblemente menor a la de esos territorios, lo que incrementa su impacto en términos per cápita.

El dato que más llama la atención es que el PBI per cápita de Neuquén ya se compara con el de Alemania, una de las economías más desarrolladas del mundo. Este indicador revela no solo el volumen de riqueza generado en el territorio, sino también la aceleración del desarrollo económico regional ligado a la explotación de hidrocarburos no convencionales.

 

 

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El salto económico de Neuquén está estrechamente relacionado con la explotación de Vaca Muerta, uno de los reservorios de gas y petróleo no convencional más importantes del planeta. A partir de la estatización parcial de YPF en 2012, las inversiones en esta formación geológica comenzaron a escalar, posicionando a la provincia como epicentro energético de Argentina.

Desde hace más de una década, Vaca Muerta ha generado una dinámica de crecimiento sostenido en la región, atrayendo inversiones nacionales e internacionales, y multiplicando la infraestructura productiva. Este proceso no solo ha elevado el perfil económico de Neuquén, sino que también ha repercutido en toda la macroeconomía nacional.

Schteingart advierte que el fenómeno neuquino marca un cambio estructural en la geografía económica argentina, donde se reconfiguran los centros de poder económico. La concentración histórica en la región pampeana comienza a complementarse con polos de desarrollo ligados a los recursos naturales del sur.

La consolidación de Neuquén como motor económico plantea nuevos desafíos en términos de desarrollo equilibrado, infraestructura, servicios y calidad de vida para su población. El crecimiento rápido exige políticas públicas que acompañen y sostengan esta expansión, evitando desequilibrios internos o dependencia excesiva de un solo sector.

En un contexto de transición energética global, el papel de Vaca Muerta también será clave para pensar la inserción internacional de Argentina. La explotación eficiente y sostenible de estos recursos podría consolidar al país como proveedor energético estratégico, pero requerirá decisiones políticas firmes y consensos de largo plazo.

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