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Mientras Menem busca su continuidad, la oposición dice que no pedirá ningún nombre pero exigirá garantías

Mientras el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, se mueve para continuar en su cargo, sectores de la oposición dialoguista esperan que el nombre para ocupar la conducción de la Cámara baja desde diciembre surja del propio oficialismo, sin inmiscuirse en esa discusión, aunque una vez que surja el elegido aseguran que exigirán garantías para que no se repitan […]

Mientras el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, se mueve para continuar en su cargo, sectores de la oposición dialoguista esperan que el nombre para ocupar la conducción de la Cámara baja desde diciembre surja del propio oficialismo, sin inmiscuirse en esa discusión, aunque una vez que surja el elegido aseguran que exigirán garantías para que no se repitan errores que viciaron el correcto funcionamiento del cuerpo en estos dos años.

No nos vamos a meter con el nombre del oficialismo. La oposición no se va a meter a meter el nombre desde afuera”, aseguró un influyente diputado de los denominados “dialoguistas” en un off the record del que participó la agencia Noticias Argentinas (NA).

Cuando traigan el nombre vamos a discutir”, señalaron dejando en claro que van a pedir correcciones en el manejo parlamentario para evitar la mala praxis que a su entender deformó el funcionamiento de la actividad legislativa.

A priori, desde estos sectores de la oposición más blanda no impugnan la continuidad de Menem, siempre y cuando se comprometa a cambiar su política y respetar, de ahora en más, los acuerdos con la oposición, así como el cumplimiento estricto del reglamento y las sanas prácticas que constituyen los códigos de convivencia parlamentaria.

“Somos flexibles. La naturaleza humana es permeable a los cambios. Nosotros damos segundas oportunidades. Lo que no podemos permitir es que sigan pasando las cosas que pasaron”, remarcaron las fuentes consultadas.

A Menem se le objeta, entre varias cuestiones, una supuesta manipulación en la integración de determinadas comisiones, parálisis o dilaciones injustificadas en el tratamiento de proyectos impulsados por la oposición, trabas a las comisiones investigadoras y a la citación de funcionarios, interpretaciones reglamentarias sesgadas, desconocimiento de acuerdos políticos, boicot al quórum de sesiones en las que se abordaban temas incómodos para el Gobierno, arreglo de leyes en ámbitos ajenos a la Cámara baja.

También le achacan falta de conducción política sobre su propio bloque libertario, que a lo largo de estos dos años se desgarró en internas mayormente frívolas, y un aislamiento basado en el exiguo diálogo con la oposición.

Lo que no es menor, lo hacen responsable del hecho de que no se haya podido aprobar, en lo que va del mandato de Javier Milei, de un proyecto de Presupuesto que minimice la discrecionalidad en la ejecución y reasignación de partidas.

“Menem utiliza un cargo -que no le dio el pueblo sino que le dimos los 257 diputados- de una manera muy parcial para resolver cuestiones partidarias antes que garantizar el buen funcionamiento de la Cámara. De ahí se deriva el 99% de los problemas que tuvimos”, recriminó el diputado consultado por NA.

Atento a los movimientos en el Gabinete, y con la sombra de Santiago Caputo que se cierne sobre él peligrosamente, Menem empezó a moverse en el último mes con el objetivo de facilitar canales de diálogo entre la oposición y el Poder Ejecutivo en torno a la discusión del Presupuesto.

Posiblemente su suerte esté atada al destino que tenga la “ley de leyes” en este fin de año: si logra un nivel de consensos que conforme por igual al Gobierno y a la oposición dialoguista (proceso que necesariamente implicará concesiones desde ambas orillas) tendrá muchas más chances de continuar en el cargo.

Pero si las promesas se desvanecen en la intransigencia del equipo económico, al que sólo le interesa que el Presupuesto cierre con superávit fiscal suficiente para pagar los vencimientos de intereses de deuda -tal como les expresó a lo opositores el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, en una reunión reservada-, poco podrá hacer Menem para sostenerse.

La primera exigencia que los representantes de Encuentro Federal (Miguel Pichetto, Nicolás Massot y Oscar Agost Carreño) y Democracia para Siempre (Pablo Juliano y Manuel Aguirre) le plantearon a Guberman y al presidente de la Cámara baja es que sin el cumplimiento de las tres leyes que fueron insistidas tras los vetos de Milei (Discapacidad, Garrahan y financiamiento universitario) no hay siquiera para empezar a hablar.

En la reunión con Guberman le dijimos que no nos interesaba hablar de plata porque esto había escalado a otro nivel, porque no respetan la división de poderes”, señaló uno de los diputados asistentes a dicho cónclave.

Más allá de los cortocircuitos, el diálogo es muy incipiente. “El ministro de Interior (Lisandro Catalán) ni tiene el teléfono nuestro. (El jefe de Gabinete, José) Rolandi solamente tomó contacto con nosotros para discutir cuestiones muy técnicas, pero no políticas”, reprocharon.

Se sabe que el asesor sin cargo formal Santiago Caputo recuperó poder en las últimas semanas de la mano de la intermediación con el lobby norteamericano y eso le dio espalda para interceder en la discusión parlamentaria.

Fue él quien organizó el encuentro de diputados de la oposición dialoguista con Barry Bennett, el enviado de Donald Trump al país para reconstruir la gobernabilidad política que aparentemente el presidente argentino no puede garantizar por sí solo.

Santiago empezó a comunicarse en los últimos días. Empezó a moverse como un tipo que va a asumir. No la va a tener fácil porque no es una cuestión de mimos. Yo no me voy a sentar a ponerle la trucha al Gobierno sin discutir lo que corresponde”, advirtió el diputado al que Noticias Argentinas tuvo acceso.

El ascenso de Caputo, quien empezó a moverse como virtual jefe de Gabinete, representa una amenaza para Menem, quien aún se apalanca en el poder delegado que todavía le otorga la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.

Resultaría normal que si el nuevo jefe de Gabinete fuera Caputo buscaran un presidente de la Cámara que estuviera en sintonía con él”, especulan desde un sector de la oposición.

Si en los primeros meses del Gobierno de Milei, Caputo se mostraba como “el más intransigente de todos”, algo así como el monje negro que velaba por el puritanismo de la causa, el devenir de los acontecimientos, con una opinión pública que se aleja cada vez más del Gobierno, lo reconvirtió en un pragmático que busca regenerar los vínculos con los aliados de la primera hora.

En este contexto, el jefe de la bancada del PRO, Cristian Ritondo, quien cultiva una estratégica muy buena relación con Caputo, vuelve a asomar como una posible carta de recambio después de que se frustrara su desembarco a la Presidencia de la Cámara a comienzos de la gestión libertaria.

Aunque no sea de La Libertad Avanza, si ellos llegan a un acuerdo para que sea él no nos opondríamos, pero vamos a discutir igual las condicones”, explicaron desde la oposición dialoguista.

De todos modos, la hermana del presidente es la funcionaria más influyente y podría cortarle el camino al hombre fuerte del PRO bonaerense.

En caso de que Menem continué al frente de la Cámara baja (hoy es la opción más fuerte), lo hará seriamente condicionado. El partido se está jugando.

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