Antiguala, defensor de José Jafri, imputado en el caso de la desaparición y muerte de Otoño Uriarte, aseguró en una entrevista con Noticias 7 que las pruebas presentadas hasta el momento no han logrado vincular a los acusados con los hechos. Durante la tercera audiencia del juicio, desarrollada hoy, se escucharon tres declaraciones testimoniales que, según Antiguala, no aportaron elementos contundentes contra su defendido ni contra los otros imputados.
La jornada judicial tuvo un desarrollo irregular debido a la descompensación de uno de los acusados, quien tuvo que ser trasladado al hospital. Esto motivó la suspensión de la audiencia, que había iniciado con la comparecencia de tres testigos clave, entre ellos, un matrimonio y una oficial de policía que en 2006 formaba parte del caso.
Antiguala destacó que ninguno de los testigos pudo confirmar que los imputados siguieran o estuvieran involucrados directamente con la menor la noche de su desaparición. En este sentido, explicó que uno de los relatos mencionaba la presencia de una camioneta blanca tipo combi en las cercanías del lugar donde se vio por última vez a Uriarte, pero los testigos no pudieron identificar a los ocupantes ni determinar si el vehículo tuvo algún vínculo con los hechos investigados.
El defensor también cuestionó las bases de la acusación de la fiscalía, que sostiene que los imputados actuaron en conjunto bajo un plan premeditado. “Hemos preguntado a todos los testigos si notaron que la menor era seguida o vigilada, y ninguno lo pudo confirmar”, enfatizó.
Otro punto relevante del juicio giró en torno a un cabello denominado “pelo 17”, hallado en las prendas de la víctima. Según Antiguala, este elemento probatorio no es concluyente y no vincula directamente a su cliente con el crimen. “El análisis genético no aporta un nivel de certeza suficiente para establecer que el cabello pertenezca exclusivamente a Jafri. Esto será explicado detalladamente por los peritos en las próximas jornadas”, señaló.
El juicio, que se desarrolla en Cipolletti, mantiene un alto nivel de tensión debido a la magnitud del caso y los años que han transcurrido desde los hechos. Otoño Uriarte desapareció en 2006, y su caso ha tenido múltiples instancias judiciales. Antiguala subrayó que el paso del tiempo ha afectado la memoria de los testigos, lo que, según su criterio, debilita la consistencia de las acusaciones.
Por otra parte, durante el juicio también se abordó una denuncia por amenazas realizadas por uno de los acusados contra un testigo. Si bien Antiguala indicó que no se trataba de su cliente, sostuvo que el episodio se dio en un contexto emocionalmente complejo para los involucrados. “El acusado en cuestión estaba en estado de ebriedad, lo que pudo haber influido en su comportamiento”, manifestó.
A pesar de las dificultades, el abogado aseguró que se están respetando todas las medidas dispuestas para proteger a los testigos y evitar incidentes similares en el futuro.
Con más de 18 años de investigación y decenas de testigos aún por declarar, el caso Otoño Uriarte sigue siendo uno de los más polémicos y extensos de la región. El resultado de las próximas audiencias podría ser determinante para el desarrollo del juicio y el esclarecimiento de los hechos.