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Macarena Rodríguez, la funcionaria de Milei que ya gastó más de $25 millones del Estado en viajes al exterior

En un gobierno que repite como mantra la palabra “austeridad”, hay una funcionaria que parece vivir en una gira interminable. Se trata de Macarena Jimena Rodríguez, la fotógrafa presidencial devenida en Coordinadora de Cobertura Presidencial, que en apenas un año y medio integró más de 20 viajes internacionales, con gastos oficiales que superan los $25 millones. Todo pago […]

En un gobierno que repite como mantra la palabra “austeridad”, hay una funcionaria que parece vivir en una gira interminable. Se trata de Macarena Jimena Rodríguez, la fotógrafa presidencial devenida en Coordinadora de Cobertura Presidencial, que en apenas un año y medio integró más de 20 viajes internacionales, con gastos oficiales que superan los $25 millones. Todo pago por el Estado, en un contexto de recortes y promesas de que “el ajuste lo paga la política”.

Rodríguez ingresó a Casa Rosada el 2 de enero de 2024 como simple asesora, pero en tiempo récord trepó a un cargo clave: primero fue designada Coordinadora de Contenidos Digitales (Resolución 1079/25) y desde junio de 2025, Coordinadora de Cobertura Presidencial (Resolución 260/25). Su sueldo acompaña el vertiginoso ascenso: en julio cobró $2.454.386,20 brutos y $2.037.140,54 netos. Nada mal para una fotógrafa que se define como “testigo de los momentos históricos” de Milei y que ahora forma parte del círculo estrecho que viaja a cada escala internacional del Presidente.

La agenda VIP de Macarena

Los documentos oficiales permiten reconstruir una agenda que parece más propia de una estrella pop que de una funcionaria pública. Entre 2024 y 2025 acumuló destinos que incluyen Miami, Los Ángeles, Roma, Madrid, San Salvador, Hamburgo, Davos, Palm Beach, Niza y Jerusalén. Cada gira implicó miles de dólares en boletos aéreos, hoteles y viáticos, que se multiplicaron en poco más de un año y medio.

Algunos números que pintan la magnitud:

  • Miami (abril 2024): $2.743.637 en pasajes.
  • San Francisco (mayo 2024): $2.610.301 en hospedaje.
  • Nueva York (septiembre 2024): $1.935.188 en pasajes.
  • Roma (diciembre 2024): $2.709.836 en pasajes y casi $750.000 entre hospedaje y viáticos.
  • Washington DC (enero 2025): $921.128 en hotel y $378.072 en viáticos.
  • Davos (enero 2025): $1.577.369 en hospedaje.
  • Madrid (junio 2025): dos estadías, una de $1.052.539 y otra de $1.586.766.

En total, más de 25 millones de pesos en boletos aéreos, hoteles y viáticos. Y eso sin contar los viajes que aún figuran “sin datos de gastos”, como Palm Beach y Jerusalén. El número real, por lo tanto, podría ser aún mayor.

Del Vaticano a Palm Beach

Su presencia generó controversias desde temprano. En abril de 2025, viajó a Roma para las exequias del Papa Francisco. En un principio, el Gobierno negó su participación, pero luego la Casa Rosada debió admitir que Rodríguez integró la comitiva como “fotógrafa personal” de Milei. La joven, de cabello rojizo y siempre con cámara en mano, se grabó en TikTok acusando a los medios de “fake news” y defendiendo su rol con la frase: “Sin mi foto, nadie hubiese creído que Milei estuvo en primera fila”.

Ese episodio expuso el costado más polémico de su figura: no es solo una empleada administrativa, sino una funcionaria que, pese a ocupar un cargo formal en el organigrama estatal, aparece como la sombra del Presidente en cada viaje internacional. En la práctica, se volvió casi tan inseparable de Milei como su círculo más cercano.

El ajuste que «paga la política»

Javier Milei suele repetir que “la casta política vive de privilegios” y que “el ajuste lo paga la política”. El 22 de diciembre de 2024, anunció que congelaba los sueldos de sus funcionarios: “Mi premisa es que a la gente no se la toca. Caerá el ajuste sobre la política”. Sin embargo, Rodríguez percibió en julio un salario que, en ese momento, era ocho veces superior a la jubilación mínima, que rondaba los $250.000. Un contraste difícil de explicar para un Gobierno que hizo de la lucha contra los privilegios su bandera.

El choque de realidades se hace aún más evidente si se recuerda la polémica del 11 de marzo de 2024, cuando Milei debió revertir un aumento automático a su planta política tras las críticas públicas. Allí también prometió que la austeridad sería inquebrantable. Pero las cifras de la agenda internacional de Rodríguez parecen ir en dirección contraria.

Mientras muchos funcionarios apenas si viajan a provincias del interior, Rodríguez parece tener asiento fijo en el ARG 01 y acceso directo al pasaporte diplomático. La explicación oficial es que su tarea es “retrato histórico del Presidente”. En la práctica, su álbum personal parece una mezcla de souvenir turístico y bitácora de campaña internacional. Sus redes sociales muestran postales en primera fila, siempre cerca de la acción, siempre detrás del objetivo, y siempre con un pasaje oficial a nombre propio.

Incluso dentro del oficialismo su figura incomoda. Algunos la defienden diciendo que “cobra dos mangos” comparada con otros asesores. Pero los documentos oficiales muestran otra cosa: su sueldo supera los $2 millones netos. Una cifra difícil de justificar cuando la jubilación mínima apenas cubre gastos básicos.

El caso de Rodríguez también expuso cómo se desdibujan las fronteras entre política, comunicación y propaganda. Ella misma admitió que muchas de las fotos de campaña de Milei —incluidas las de los sorteos de su dieta como diputado— salieron de su cámara. Hoy, con credencial oficial, sigue ocupando ese mismo rol, aunque ahora financiado con fondos del Estado.

En la Casa Rosada insisten en que “no es community manager de Adorni” y que su trabajo se limita a lo estrictamente fotográfico. Sin embargo, su nombre figura en designaciones administrativas con rango de coordinadora, y forma parte de los 248 empleados que dependen directamente del vocero presidencial.

Con más de 20 viajes, un sueldo millonario y el respaldo directo del círculo íntimo de Milei, Macarena Rodríguez se transformó en el rostro más visible —y más polémico— de la comitiva presidencial. En nombre de la austeridad, terminó convirtiendo a la Casa Rosada en su propia agencia de viajes. Y puso en evidencia una contradicción incómoda: mientras el Presidente repite que “la casta vive de privilegios”, una de sus funcionarias más cercanas recorre el mundo con fondos públicos, cámara en mano y pasaporte diplomático asegurado.

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