
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa canadiense Candu Energy firmarán esta semana un acuerdo clave para reactivar la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) en Arroyito, Neuquén, paralizada desde 2017. El memorando de entendimiento (MoU) compromete a Candu a financiar la reactivación, apuntando a producir miles de toneladas de agua pesada para nuevos reactores CANDU en Canadá y otros países, en un contexto de creciente demanda nuclear global.
La PIAP, operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), tiene una capacidad de diseño de 200 toneladas anuales de agua pesada, un insumo crítico para reactores nucleares que usan uranio natural, como los de Atucha I, Atucha II y Embalse, según argentina.gob.ar. Candu Energy, que desarrolla la tecnología CANDU, ve en la planta neuquina un socio estratégico, ya que Canadá carece de instalaciones propias para producir este recurso, según declaraciones de su CEO, Gary Rose, a EconoJournal.
El acuerdo establece que Candu Energy buscará financiamiento internacional para rehabilitar al menos una línea de producción, con una capacidad estimada de 80 toneladas anuales, aunque no se descarta reactivar ambas líneas, según fuentes del sector citadas por EconoJournal. La inversión inicial podría superar los 600 millones de dólares, según proyeccionagroindustrial.com, y permitiría a la PIAP abastecer tanto a las centrales argentinas como al mercado global, incluyendo usos en electrónica y medicina.
La reactivación de la PIAP, ubicada a 55 km de Neuquén capital, responde a un plan conjunto entre la CNEA, el gobierno provincial y ENSI, que comenzó a gestarse en 2022 con el exgobernador Omar Gutiérrez, según argentina.gob.ar. La provincia de Ontario, Canadá, proyecta necesitar 18 GW de energía nuclear para 2050, lo que impulsa la demanda de agua pesada y posiciona a Neuquén como un proveedor clave.
La visita de Candu Energy en marzo de 2025, liderada por ejecutivos como Tim Freeman y Joel Tache, evaluó el estado de la planta y avanzó en negociaciones para un contrato a largo plazo. Rubén Etcheverry, ministro de Planificación de Neuquén, destacó que el proyecto podría incluir la producción de amoníaco o fertilizantes, diversificando la actividad de la PIAP y atrayendo más inversiones.
La paralización de la PIAP en 2017, bajo el gobierno de Mauricio Macri, redujo su personal de 400 a 80 trabajadores y dejó la planta en mantenimiento mínimo, según rionegro.com.ar. La Junta Interna ATE-PIAP, liderada por Nicolás Ventura, exige claridad sobre la continuidad laboral y la incorporación de 120 nuevos empleados, mientras el contrato actual con la CNEA vence en abril.
En el plano político, la reactivación refuerza la agenda energética del gobernador Rolando Figueroa, que busca posicionar a Neuquén como un polo industrial más allá de Vaca Muerta. Sin embargo, la falta de fondos federales y las tensiones con el gobierno de Javier Milei, que condiciona el proyecto a acuerdos internacionales, generan incertidumbre, según rionegro.com.ar. La CNEA insiste en la soberanía energética como prioridad.
El futuro de la PIAP dependerá de la concreción del financiamiento y la capacidad de Neuquén para negociar contratos globales. Mientras Canadá lidera la demanda, empresas de Japón y Estados Unidos también mostraron interés en la producción de agua pesada y amoníaco. La reactivación no solo impulsaría la economía local, sino que reafirmaría el rol de Argentina en el mercado nuclear internacional.