
La crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos se profundizó este miércoles tras el anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de imponer un arancel del 50% a las importaciones brasileñas, en rechazo al juicio que enfrenta su aliado político Jair Bolsonaro por intento de golpe de Estado. Según supo Noticias Argentinas, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva respondió con una dura nota, la convocatoria doble del encargado de negocios de EE.UU. en Brasilia y la amenaza de contramedidas comerciales.
El conflicto estalló cuando Trump difundió una carta dirigida a Lula donde justificó los aranceles no solo por motivos económicos, sino por considerar que Bolsonaro es víctima de una “caza de brujas”, en alusión a las acusaciones por el plan golpista tras su derrota electoral de 2022. “Este juicio no debería estar ocurriendo. ¡Es una caza de brujas que debe terminar inmediatamente!”, exclamó el republicano.
Además de cuestionar los fallos judiciales brasileños por restringir perfiles que desinformaban sobre las instituciones, Trump advirtió a Lula: “Si decide aumentar sus tarifas, estas se sumarán al 50% que aplicaremos”.
Desde el Palacio de Planalto, Lula convocó a su gabinete de crisis y luego emitió una respuesta: “Brasil es un país soberano con instituciones independientes y no aceptará ser tutelado por nadie”. También calificó los aranceles de “ofensivos” y anunció que, si se concretan, Brasil aplicará la ley de reciprocidad económica para suspender acuerdos bilaterales.
En paralelo, el Ministerio de Exteriores convocó dos veces en la jornada al encargado de negocios estadounidense en Brasil, Gabriel Escobar, para protestar por la carta y por un comunicado previo de la embajada en defensa de Bolsonaro. La cancillería brasileña consideró “inadmisibles” las injerencias en asuntos internos y devolvió la carta a EE.UU.
La disputa tiene implicancias comerciales relevantes: en 2024 Brasil exportó productos a EE.UU. por 40.368 millones de dólares, incluyendo petróleo, café, acero, celulosa y aviones. Empresarios brasileños pidieron a ambos gobiernos sentarse a negociar para evitar daños mayores.
Por su parte, Trump endureció la ofensiva arancelaria. Además de los productos brasileños, anunció un arancel del 50% al cobre, vigente desde el 1º de agosto, y amenazó con tarifas del 200% a farmacéuticas que no se instalen en EE.UU., lo que alimentó las tensiones internacionales.
Desde Washington, el republicano vinculó explícitamente su decisión con el destino judicial de Bolsonaro: “Los procedimientos contra quienes planearon el golpe son competencia del poder judicial brasileño y no están sujetos a interferencias”, le replicó Lula.
Mientras tanto, sectores cercanos a Lula acusaron a la familia Bolsonaro de “festejar” la medida estadounidense pese al impacto económico sobre Brasil.
La escalada marca el choque más grave en las relaciones bilaterales en más de una década, en un contexto en que las relaciones personales de Trump parecen pesar tanto como los fundamentos económicos. Según estimaciones oficiales, EE.UU. mantiene un superávit comercial con Brasil de más de 410.000 millones de dólares en los últimos 15 años.