
El fallecimiento del Papa Francisco conmovió al mundo entero y también dejó una profunda marca en el fútbol argentino. Hincha confeso de San Lorenzo, Jorge Mario Bergoglio también supo recibir el cariño de otras instituciones del país, entre ellas Boca Juniors, que en 2020 lo nombró socio honorario N°1 y le envió una camiseta con su nombre y el dorsal número uno.
Este 21 de abril de 2025, a los 88 años, el Sumo Pontífice murió en su residencia en el Vaticano tras una larga internación y el club de la Ribera lo despidió con un emotivo mensaje.
«Con profundo respeto y admiración despedimos al Papa Francisco. Su humildad, cercanía y compromiso con los más necesitados dejaron una huella imborrable. Desde el Club Atlético Boca Juniors lo recordamos con cariño y enviamos un fuerte abrazo a todos sus seguidores«, publicó la institución azul y oro en sus redes sociales.
Además, en el predio de Ezeiza las banderas fueron izadas a media asta, en señal de duelo por la muerte del primer Papa latinoamericano.
La relación entre el club y el Papa se afianzó durante el mandato de Jorge Amor Ameal, cuando se vendió un acuerdo con Scholas Ocurrentes, la red mundial de escuelas promovida por el Vaticano.
En ese contexto, en diciembre de 2020, Boca le hizo llegar al Sumo Pontífice su carnet de socio honorario, una camiseta personalizada y una propuesta simbólica: “Sabemos que Bergoglio era de San Lorenzo, pero ahora que sos Francisco I, el más grande, también tenemos que hacerte socio del más grande de Argentina”.
Pese a su amor eterno por San Lorenzo, Francisco supo mostrarse por encima de las rivalidades del fútbol y siempre destacó los valores de inclusión, solidaridad y educación, muy presentes en iniciativas como Scholas.
Su figura fue motivo de unidad, incluso en el ambiente del fútbol, y este lunes no fue la excepción: a seis días del Superclásico, tanto Boca como River se unieron para expresar su respeto y dolor ante la partida del Pontífice.
Francisco I dejó una huella imborrable en la Iglesia, en la política mundial y también en la identidad argentina. Fue un hincha apasionado, un líder espiritual cercano al pueblo y, como recordó Boca en su despedida, un hombre que nunca perdió su humildad, ni siquiera desde lo más alto. Su legado, como su carnet de socio “Xeneize”, quedará para siempre.