El centro de trasplante renal de la clínica CMIC de Neuquén cerrará sus puertas luego de más de tres décadas dedicadas a brindar atención y mejorar la calidad de vida de pacientes en la región. La directora de la institución, Beatrice Rizzo, explicó en una reciente entrevista los motivos de esta decisión, asegurando que el cierre se debe a la falta de recurso humano especializado, un desafío cada vez más común en el sector de salud en Argentina y el mundo. Rizzo subrayó que el equipo quirúrgico especializado, esencial para este tipo de procedimientos, ha disminuido en número por la migración de profesionales a otras provincias e incluso al extranjero, un fenómeno que afecta a múltiples áreas de alta especialización en medicina.
Desde su inicio en 1994, el programa de trasplante renal de CMIC se estableció como pionero en la región, permitiendo a los pacientes acceder a tratamientos avanzados sin necesidad de trasladarse a Buenos Aires. En 2018, CMIC fue reconocido como uno de los mejores centros en el país, destacándose por su excelencia en los resultados. Sin embargo, la falta de profesionales altamente capacitados ha hecho inviable la continuidad del programa. Durante el último año, el equipo de CMIC intentó reestructurar su plantilla de cirujanos y profesionales especializados, pero no fue posible encontrar reemplazos que cumplieran con el nivel de compromiso y formación necesarios para este delicado procedimiento.
A partir de este cierre, aproximadamente 40% de los pacientes de trasplante renal serán derivados al Hospital Castro Rendón, institución con la que CMIC ha trabajado en colaboración para ofrecer una transición ordenada y segura. El 60% restante deberá buscar alternativas fuera de la provincia, principalmente en centros de trasplante de Buenos Aires. Beatrice Rizzo subrayó que esta situación no es exclusiva de CMIC ni se debe a razones económicas. De hecho, la clínica continúa operando su programa de trasplante de médula ósea, un procedimiento mucho más costoso que el trasplante renal. La escasez de profesionales calificados en áreas como terapia intensiva, neonatología y pediatría refleja un problema de alcance global, y Rizzo anticipó que esta falta de personal tendrá impacto en el sistema de salud en los próximos años.