
El ingreso de carne con hueso a la Patagonia, tras la flexibilización de la barrera sanitaria, genera un fuerte debate en la región. Según explicó José Luis Bunter, presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Cipolletti, la medida beneficia principalmente a las grandes superficies y deja en desventaja a los pequeños carniceros.
El comunicado de un frigorífico de La Pampa detalla que la carne ahora ingresará con el hueso plano, es decir, el costillar y la falda. Esto implicará un descuento de $200 por kilo de media res, pero Bunter aseguró que “la reducción no es significativa” y no permitirá que la baja de precios se vea reflejada en las góndolas.
“Los que ganan con esta medida son los frigoríficos exportadores y las grandes cadenas de supermercados. En cambio, los pequeños comerciantes quedan perjudicados porque no pueden competir con la logística y los precios que manejan las grandes superficies”, advirtió.
Además, remarcó que el verdadero problema es la pérdida de poder adquisitivo: “La carne no está cara, lo que pasa es que la gente no tiene plata para comprar. Los salarios están estancados desde 2023, mientras los costos de servicios y alquileres se dispararon”.
La situación refleja un escenario complejo donde productores, intermediarios y consumidores quedan atrapados entre la oferta y la demanda, mientras el precio del asado, uno de los cortes más demandados, sigue generando polémica en la región.