Neuquén se prepara para la 44ª peregrinación de la diócesis de la zona de Confluencia, un evento que promete ser un punto de encuentro significativo en medio de la crisis social que atraviesa el país. Este domingo, miles de fieles se reunirán para reflexionar sobre la pobreza y la falta de oportunidades que afecta a gran parte de la población argentina.
En una entrevista con Radio 7, Rubén Capitanio, sacerdote y asesor del ministro de gobierno, Jorge Tobares, expresó su preocupación por el contexto social en el que se desarrollará la peregrinación. “En tiempos de alta pobreza y complicaciones, estos eventos suelen reunir a más personas de lo habitual”, destacó. La peregrinación es un símbolo de unidad y esperanza, pero también un llamado a la reflexión sobre la realidad actual.
Capitanio subrayó que siete de cada diez niños en Argentina viven en la pobreza, una estadística alarmante que refleja la crisis en la que se encuentra el país. “No podemos ignorar que un millón y medio de niños se acuestan sin haber comido lo suficiente”, afirmó. Esta situación no solo afecta la alimentación, sino que también repercute en la educación y la salud, lo que a su vez genera un futuro incierto para las próximas generaciones.
El sacerdote hizo hincapié en que la falta de oportunidades y recursos básicos crea un círculo vicioso que alimenta la injusticia social. “¿Qué tipo de juventud vamos a tener mañana?”, cuestionó. Para él, el abandono de los valores humanos esenciales y el enfoque en el déficit fiscal han llevado al país a una situación insostenible.
Capitanio no se limitó a criticar al actual gobierno, sino que planteó que el problema es sistémico. “Este proyecto es inhumano; el ser humano no es lo más importante. El fin nunca justifica los medios”, reflexionó, sugiriendo que el enfoque debería centrarse en el bienestar de la población y no solo en cuestiones económicas. El sacerdote aboga por medidas que prioricen la humanidad y la dignidad de las personas.
En este contexto, las voces de los fieles son cruciales. Capitanio aseguró que muchos acuden a la iglesia en busca de ayuda concreta, pero lo que más se escucha es un sentimiento de desesperanza y cansancio. “Cuando uno pierde la esperanza y está abatido, la reacción puede ser peligrosa”, advirtió, haciendo hincapié en la necesidad de encontrar alternativas constructivas antes de que la frustración lleve a acciones negativas.
A pesar de la difícil situación, Capitanio mantiene la fe en que los argentinos encontrarán el camino hacia un futuro mejor. “Siempre hemos salido adelante de catástrofes”, dijo, y pidió que la peregrinación de este año no solo sea una celebración de fe, sino también un llamado a la acción y a la solidaridad en tiempos de crisis.
El evento de este domingo será, por lo tanto, no solo un encuentro espiritual, sino también una plataforma para reflexionar sobre el presente y futuro de la sociedad argentina, donde el hambre y la pobreza deben ser combatidos con un renovado sentido de comunidad y acción social.
