“Ocho de cada diez estudiantes del último año de secundaria quedan por debajo de los niveles esperados en matemáticas y lengua”, afirmó Postay. En particular, subrayó que el problema no solo es de desempeño, sino de acceso, ya que el 25% de los alumnos secundarios no participa en las evaluaciones.
La docente también destacó que las desigualdades socioeconómicas marcan una constante en los resultados. Provincias con índices más bajos de desarrollo socioeconómico tienden a registrar peores desempeños, excepto en casos aislados como Formosa, que logra ubicarse cerca de la media nacional.
Desde 2018, los resultados muestran una tendencia decreciente. Según Postay, los niveles pre-pandemia no eran ideales, pero la crisis sanitaria exacerbó los problemas de aprendizaje. A pesar de campañas de alfabetización exitosas y planes impulsados en las 24 jurisdicciones del país, uno de cada dos niños de tercer grado no alcanza los niveles básicos de comprensión lectora.
Postay explicó que la comprensión lectora es clave, no solo en lengua, sino también en matemáticas y otras materias. En ese sentido, señaló que muchos estudiantes comprenden procedimientos, pero no logran interpretar consignas, especialmente si estas varían mínimamente de lo practicado en clase.
Asimismo, subrayó que las condiciones laborales docentes representan un obstáculo significativo para mejorar la calidad educativa. “El 98% de los maestros de primaria son mujeres, y una de cada tres debe tener dos o tres empleos para llegar a fin de mes”, puntualizó. A esto se suman aulas sobrepobladas y la inclusión de estudiantes con discapacidades, sin el financiamiento adecuado para su atención.
Otro desafío señalado fue la expansión de la matrícula en los niveles secundarios, históricamente diseñados para sectores más privilegiados. Postay cuestionó si el sistema educativo actual está preparado para garantizar aprendizajes en un contexto de mayor inclusión.
Finalmente, mencionó la creciente dependencia de las tecnologías, que, si bien son herramientas útiles, no pueden reemplazar métodos tradicionales como el uso del papel para la enseñanza de lectura y escritura. “Los países escandinavos, que admiramos tanto, han vuelto al papel porque es más eficiente en los primeros años de escolaridad”, agregó.
Postay cerró su intervención con un llamado a revisar las políticas educativas, garantizar la asistencia regular de los estudiantes y fortalecer las condiciones laborales de los docentes. “Si los chicos no están en la escuela y los docentes trabajan bajo precariedad, es imposible alcanzar los niveles de aprendizaje deseados”, concluyó.