
Argentina enfrenta una crisis pesquera sin precedentes, especialmente en las zonas costeras, debido a que por primera vez no comenzó la temporada de pesca del langostino, lo que mantiene a decenas de embarcaciones paralizadas en distintos puertos del país. Empresarios del sector alertan que la situación es insostenible y se niegan a zarpar si no se readecuan los valores de producción, debido a los altos costos y a la caída internacional del precio del crustáceo.
Fernando Álvarez, presidente del grupo CONARPESA, explicó que el precio internacional del langostino cayó de 12 a 5,5 dólares por kilo, mientras que los convenios laborales siguen vigentes desde 2005, con cifras que ya no son sostenibles.
“No podemos seguir pagando como cuando el precio era el doble, estaríamos operando a pérdida”, afirmó Álvarez.
Desde la flota tangonera, encargada de congelar langostino a bordo, advirtieron que no se saldrá a pescar sin una readecuación de costos, y que ya el año pasado la actividad arrojó fuertes pérdidas. Álvarez también denunció presiones del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que impide que los tripulantes embarquen bajo nuevas condiciones, y reveló que algunos trabajadores reciben amenazas y aprietes cuando intentan aceptar la propuesta empresarial.
“Yo doy trabajo, pero no lo cuido. Si quieren trabajar, tienen que exigirle al sindicato que les dé libertad de acción”, sostuvo Álvarez. También aseguró que no expondrá a toda la estructura empresarial ni a los más de 1.000 empleados de tierra para sostener beneficios desfasados de unos pocos.
El conflicto refleja una crisis estructural en el sector, con antecedentes que datan de hace más de cinco años, pero que este 2025 estalló sin margen de maniobra.
La falta de acuerdo amenaza la continuidad de una actividad clave para las economías regionales, y deja en evidencia la necesidad urgente de revisar convenios laborales, garantizar libertad sindical y repensar el modelo productivo del sector pesquero argentino.