
Quiero compartir con ustedes Herencias argentinas, una obra teatral que no nace del azar, sino del deseo profundo de explorar, a través del lenguaje escénico, los hilos invisibles que nos conectan con quienes nos precedieron. La dramaturgia se convierte aquí en una herramienta poderosa para interrogar la identidad, esa construcción compleja que no surge en el vacío, sino que se teje con las marcas de generaciones anteriores.
¿Por qué nuestra vida es así y no de otra manera? ¿Qué llevamos de nuestros antepasados más allá del apellido? ¿Cómo se filtran en nuestra forma de amar, de mirar el mundo y de ser esas vivencias que no necesariamente conocemos, pero que nos habitan?
Herencias argentinas es, ante todo, una invitación a mirar hacia atrás. Desde una perspectiva emocional, psicológica y cultural, la obra propone una revisión de aquello que nos constituye: los gestos, los silencios, los mandatos, los exilios, las guerras, el amor y el desamor que vivieron otros antes de nosotros, y que de algún modo siguen pulsando en nuestra vida presente.
Desde lo escénico, el texto combina momentos de humor, emoción y reflexión, con una mirada crítica sobre el ser nacional. Argentina es una identidad atravesada por múltiples raíces —europeas, originarias, migrantes—, y esa mezcla es parte de lo que somos. Reconocer esas voces que nos conforman, sin negarlas ni idealizarlas, es un acto de madurez emocional. Y, también, de sanación.
La psicología transgeneracional nos enseña que lo no dicho se repite, que lo no sanado se transmite. Por eso esta obra no pretende ofrecer respuestas cerradas, sino habilitar preguntas que cada espectador pueda hacerse en su propio recorrido vital. Porque no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos resignificarlo. Mirarlo de frente, aceptarlo, integrarlo.
No es quedarse en el pasado. Es habitar con más conciencia el presente y abrir espacio a un futuro menos condicionado por las heridas que no se nombran. Herencias argentinas es, entonces, un acto de amor. Hacia nuestros ancestros, hacia quienes somos, y hacia quienes vendrán.
Escucho a menudo que mucha gente se niega a mirar a ese padre que no estuvo presente, a esa madre controladora, al abuelo y sus historias sin terminar de contar.
Ese hermano no reconocido, a ese familiar que parece «estar en cosas raras». Esas cosas que no nos animamos hablar o que preferimos ocultar. Todo eso está ahí, y como habla de nosotros y no sabemos qué hacer con ello, miramos hacia otro lado.
Justamente eso que no miramos, vuelve. ¿Cómo? En un síntoma, en otro abandono, en repetir historias aunque no queríamos hacerlo.
Mirar, aceptar, es un paso hacia adelante.
Este domingo 11 de mayo a las 20hs. Espacio Pueblarte. Chile 855. Reservas: 299 4282962
Laura Collavini
Lic. Psicopedagogía. Escritora. Actriz.
Directora fundación Siendo.