
Un escape de gas seguido de explosión sacudió este fin de semana a los vecinos de la toma El Eucalipto, ubicada sobre calle Nordenström, en Neuquén capital. El hecho ocurrió en una vivienda de un pasillo angosto de unos 50 metros, donde residen tres familias en condiciones de extrema precariedad.
El estallido, provocado por una garrafa defectuosa, dejó herido a Óscar Sebastián Salgado, de 24 años, quien sufrió quemaduras graves en el rostro, manos, abdomen y pies. Su madre, Ruth, relató entre lágrimas el calvario que atraviesan desde hace años por la falta de servicios básicos y la inacción estatal.
“Mi hijo estaba durmiendo cuando explotó la garrafa. Se le pegaron las frazadas y la zapatilla al cuerpo. Tiene quemadas las manos, la panza, la cara… Lo están por operar, le van a hacer injertos de piel. Yo ya no quiero más notas, ya avisé muchas veces y nadie nos escuchó”, expresó Ruth con dolor.
Según contó la mujer, los vecinos del sector vienen reclamando desde hace más de dos décadas la regularización del acceso a luz y gas, pero la municipalidad nunca concretó las promesas.
“Hace cuatro años vino un funcionario, Fernando Contreras, que dijo que se iba a encargar de regularizar todo. Trajeron medidores, los apoyaron sobre los postes y se fueron. Nunca nos habilitaron nada. Seguimos colgados, con peligro todos los días”, explicó.
Ruth asegura que la falta de respuestas y la negligencia estatal provocaron una tragedia que pudo ser aún peor. “Si no fuera por los vecinos que salieron corriendo a apagar el fuego, hoy estaría velando a mi hijo”, afirmó.
La vivienda de la familia quedó completamente destruida: el techo se levantó por la explosión y una de las paredes se derrumbó. “Me dijeron que no entre porque puede venirse abajo en cualquier momento. Ahora tengo que tirar todo y ver cómo empiezo de nuevo”, señaló.
Los vecinos de El Eucalipto, ubicado frente al Cementerio Central, denuncian que ninguna de las familias tiene gas, agua ni electricidad regularizada. Viven colgados de los servicios y sin medidas de seguridad mínimas.
“Nos dicen que como es una toma, nos aguantemos. Que somos ilegales. Pero somos familias, hay chicos, abuelos. Hace 24 años que estamos acá y nunca se acercó nadie a dar una solución”, lamentó Ruth.
El pasillo donde ocurrió la explosión es tan estrecho que los bomberos no pudieron ingresar con el camión y tuvieron que extender las mangueras varios metros para llegar hasta la vivienda incendiada.
El joven fue trasladado al Hospital Castro Rendón, donde permanece internado y será sometido a una cirugía reconstructiva. Su estado es delicado, aunque los médicos informaron que está fuera de peligro vital.
Vecinos de la zona recordaron que hace tres años el municipio había prometido instalar pilares eléctricos y regularizar los medidores, pero los trabajos quedaron inconclusos.
“Nos cansamos de pedir ayuda. Siempre dicen que van a venir y no vuelven más. Ahora que pasó esto, seguro se van a acordar por un rato. Pero cuando se apague el fuego, otra vez el silencio”, expresó una vecina.
El reclamo principal de la comunidad es la urbanización definitiva del sector, con obras que garanticen la seguridad eléctrica y el acceso al gas, para evitar tragedias similares.
Mientras tanto, familiares y allegados de Óscar organizan una campaña de donaciones para reconstruir la vivienda y cubrir los gastos médicos y materiales tras la explosión.
“Mi hijo está vivo de milagro. Pero esto fue por abandono del Estado. No quiero más promesas, quiero soluciones”, cerró Ruth.