
La noticia del trágico accidente ocurrido el viernes pasado en la Ruta 7, donde una conductora embistió y mató a una mujer tras cruzar un semáforo en rojo y darse a la fuga, generó indignación y conmoción en Neuquén. Más aún cuando se conoció que la responsable ya había protagonizado un siniestro grave un año antes, en estado de ebriedad, y pese a ello se encontraba libre y al volante. La referente de Estrellas Amarillas en la región, Fabiana Marillán, dialogó con Todo se Sabe en Radio 7 y no ocultó su preocupación por la reiteración de este tipo de casos.
“¿Qué estamos haciendo mal para que haya una reincidencia de estas características?”, se preguntó Marillán. Para la organización que representa a víctimas de siniestros viales, el problema no es nuevo: «No es la primera vez que vemos a una persona volver a protagonizar un hecho así», advirtió, señalando directamente al accionar deficiente de la Justicia como uno de los factores clave.
Justicia sin consecuencias
Marillán recordó que, en este caso, la fiscalía no solicitó prisión preventiva al formular los cargos, lo que dejó nuevamente a una persona imputada por homicidio vial libre. “La herramienta la tienen. En 2013 hubo una modificación del Código Penal para sancionar más duramente estos hechos, pero no se aplica con firmeza”, lamentó. La referente criticó también que muchas veces se protege más al victimario que a la víctima: “Siempre somos nosotros los que tenemos que pensar en la otra persona, cuando esa persona nunca pensó en los demás”.
Según relató, Estrellas Amarillas recibió múltiples mensajes y datos tras el siniestro, que revelaron que la imputada ya había protagonizado otro hecho vial con su hijo a bordo, y tenía antecedentes por manejar en estado de ebriedad y cruzar semáforos en rojo a alta velocidad. «Estamos fallando como sociedad, pero sobre todo está fallando el sistema judicial», concluyó.
Fiscales, jueces y una deuda con las víctimas
Fabiana Marillán insistió en que los fiscales tienen la obligación de ser la voz de las víctimas: «No puede ser que alguien que mata manejando esté de vuelta en su casa antes de que los heridos salgan del hospital». Asimismo, criticó que no se tomen medidas complementarias como tratamientos psicológicos obligatorios o inhabilitaciones efectivas para conducir. “Una persona que le quita la vida a otra no puede seguir manejando como si nada”, sentenció.
Conciencia social y educación vial
Más allá del rol del Estado, la referente apuntó también a una falta de conciencia ciudadana. “Hay un desprecio total por la vida propia y ajena. No hay percepción del riesgo, ni empatía con el otro”, afirmó. Y si bien destacó que se están gestando cambios, especialmente entre los jóvenes que adoptan prácticas como el conductor designado, sostuvo que se necesita un compromiso mucho más firme desde los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, con campañas sostenidas de concientización, infraestructura segura y, principalmente, una justicia que actúe con determinación.
“No está todo perdido”, concluyó con esperanza, pero pidió no naturalizar el dolor: “En un segundo te destruyen la vida. Las víctimas ya no tienen voz. Por eso, necesitamos una justicia que las represente”.