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El Eternauta irrumpe en Netflix con furor global

El Eternauta, la histórica historieta argentina de ciencia ficción, se convirtió en uno de los contenidos más vistos a nivel mundial en Netflix. Esta adaptación audiovisual, que moderniza el clásico de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, ha generado una fuerte repercusión tanto por su factura técnica como por el contexto simbólico que trae […]

El Eternauta, la histórica historieta argentina de ciencia ficción, se convirtió en uno de los contenidos más vistos a nivel mundial en Netflix. Esta adaptación audiovisual, que moderniza el clásico de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, ha generado una fuerte repercusión tanto por su factura técnica como por el contexto simbólico que trae consigo.

La serie sorprendió por su altísimo nivel de producción, al punto que muchos la comparan con producciones de Hollywood. Efectos visuales como la mítica nieve mortal que invade Buenos Aires han sido destacados por usuarios de todo el mundo, poniendo a la Argentina en el centro de la conversación global sobre contenidos culturales en plataformas.

Este fenómeno, sin embargo, no es nuevo: hace décadas que distintas generaciones intentaron adaptar la obra a otros formatos. Desde proyectos frustrados de cine hasta emisiones radiales, El Eternauta ha sido objeto de deseo para quienes buscan resignificar la épica colectiva que plantea su relato post-apocalíptico.

Uno de esos intentos pioneros ocurrió en los años 90 en Radio Nacional San Martín de los Andes, con un radioteatro artesanal que dejó huella. Endiálogo con Radio 7, Patricio Apóstol, realizador, recuerda cómo junto a su colega Gustavo Arias escribieron a máquina tres guiones de 80 páginas, grabaron en horarios marginales y usaron vinilos rayados para crear efectos especiales.

“Fue una experiencia muy satisfactoria y colectiva, como lo es la historia del Eternauta”, contó Apóstol, quien incluso interpretó al personaje de Juan Salvo. La adaptación fue realizada con actores amateurs, en horarios nocturnos, y con medios técnicos precarios, pero con gran pasión y creatividad.

Los derechos legales de la obra impidieron su difusión en aquel momento, pero la producción llegó a ser mostrada a la familia de Oesterheld. Elsa, viuda del autor, y su nieto Martín quedaron fascinados con el trabajo, aunque las batallas judiciales por los derechos del Eternauta obstaculizaron su proyección más amplia.

Apóstol valora positivamente la versión de Netflix, especialmente por su enfoque narrativo y su capacidad de internacionalizar una historia profundamente argentina. “Los recursos que usaron fueron muy inteligentes para adaptarla a la pantalla, y para hacerla más comprensible en un contexto global”, dijo.

De una historieta publicada entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero, a una serie aclamada en streaming, El Eternauta sigue vivo y vigente. Y en cada nueva adaptación, renace el espíritu de resistencia colectiva, solidaridad y crítica política que siempre lo definió, ahora ante una audiencia global.

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