El sistema electoral de Estados Unidos se basa en un complejo proceso de representación indirecta conocido como el Colegio Electoral, que difiere de una elección directa como ocurre en otras democracias. Este mecanismo genera controversia y confusión, ya que puede darse el caso de que un candidato obtenga la mayoría del voto popular a nivel nacional, pero no alcance la presidencia.
Cómo funciona el Colegio Electoral
En las elecciones presidenciales, los ciudadanos emiten su voto, pero no eligen al presidente de manera directa. En cambio, votan por una lista de electores designados por cada partido, quienes representan a sus estados en el Colegio Electoral. Este órgano cuenta con 538 electores en total, distribuidos entre los estados de acuerdo con su población. Para ganar la presidencia, un candidato necesita al menos 270 votos electorales.
Cada estado tiene un número determinado de electores basado en la cantidad de sus representantes en el Congreso, y en la mayoría de los estados rige el sistema de “ganador se lleva todo”: el candidato que obtiene la mayoría de los votos en un estado se queda con todos los votos electorales de ese estado, independientemente de la diferencia de votos.
La paradoja del voto popular
Debido al sistema de distribución de los votos del Colegio Electoral, no siempre resulta ganador el candidato con mayor apoyo popular a nivel nacional. Esto se debe a que los votos se concentran en cada estado en vez de sumarse en una sola cuenta nacional, lo cual permite que un candidato gane en ciertos estados clave por escaso margen y pierda en otros por una amplia diferencia, resultando en un triunfo en el Colegio Electoral aunque quede en segundo lugar en el voto popular.
Este fenómeno ocurrió en cinco elecciones en la historia de Estados Unidos, incluyendo casos recientes como los de George W. Bush en 2000 y Donald Trump en 2016, quienes resultaron electos sin tener la mayoría del voto popular.
Debate y posibles reformas
Este sistema genera un extenso debate sobre la equidad del proceso electoral y la representatividad del Colegio Electoral, con algunos sectores que abogan por una reforma que permita una elección directa. Sin embargo, cambiar este sistema requiere una enmienda constitucional, un proceso complejo que necesita el apoyo de dos tercios del Congreso y tres cuartos de los estados.
El Colegio Electoral sigue siendo un tema central en la política de Estados Unidos, ya que define no solo el resultado de las elecciones, sino también las estrategias de campaña, con los candidatos que concentran sus esfuerzos en los llamados “estados bisagra” o “swing states”, aquellos que tienden a inclinar la balanza en cada elección.