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Adolescentes se colgaron de un colectivo en movimiento en Neuquén

Una escena de alto riesgo fue registrada en pleno Metrobus de Neuquén capital, donde cuatro adolescentes fueron filmados mientras se desplazaban colgados en la parte trasera de un colectivo urbano en movimiento. El hecho fue denunciado por una vecina, Natalia, quien captó el momento en video y dio aviso al conductor de la unidad. Según […]

Una escena de alto riesgo fue registrada en pleno Metrobus de Neuquén capital, donde cuatro adolescentes fueron filmados mientras se desplazaban colgados en la parte trasera de un colectivo urbano en movimiento. El hecho fue denunciado por una vecina, Natalia, quien captó el momento en video y dio aviso al conductor de la unidad.

Según relató Natalia, los menores estuvieron colgados durante al menos cinco cuadras, aprovechando un pequeño borde del colectivo para sostenerse. “Era un espacio muy chico, los pies les quedaban afuera y no tenían de dónde agarrarse bien. A la menor frenada, podrían haber terminado en el asfalto”, explicó la testigo.

El colectivo, que circulaba con vía libre por el Metrobus, no llevaba otra unidad detrás, lo que facilitó que la situación pasara desapercibida. El conductor no tenía visibilidad hacia la parte trasera, ya que se trata de una unidad sin ventanilla trasera ni cámara disponible. Solo tras el aviso de un pasajero que descendía, el chofer detuvo la marcha, descendió y al advertir la situación, los adolescentes escaparon corriendo.

Desde el estudio, se remarcó que este tipo de maniobras pone en peligro no solo a los menores involucrados, sino a toda la unidad y a quienes circulan cerca. “Un frenazo, un bache o un giro imprevisto pueden terminar en tragedia”, insistieron los conductores del móvil.

Natalia también advirtió que este comportamiento no es común en la zona, pero que podría estar replicándose en otros puntos de la ciudad, tal como sucedía en otros contextos con jóvenes subiéndose a trenes de carga. La falta de sanciones directas o marcos normativos para prevenir estos actos complica el abordaje institucional.

Desde distintos sectores se plantea la necesidad de reforzar la concientización, mejorar los sistemas de monitoreo y generar campañas específicas para adolescentes, con el objetivo de evitar que este tipo de “diversiones” derive en tragedias.

“Esto no es una travesura, es un riesgo real de vida. Los chicos no dimensionan el peligro y los choferes no pueden prevenir algo que no ven”, insistió Natalia.

La situación reabre el debate sobre seguridad en el transporte público, la visibilidad que tienen los choferes, el rol de las cámaras urbanas de vigilancia y la responsabilidad de los adultos en la prevención de estas conductas riesgosas.

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