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Neuquén destruye 260 caños de escape antirreglamentarios asegurados

La Municipalidad de Neuquén anunció la destrucción de 260 caños de escape antirreglamentarios secuestrados en operativos de tránsito realizados durante el primer semestre del año, reforzando su compromiso contra la contaminación sonora y visual. Este procedimiento simbólico y efectivo busca dar respuesta a los constantes reclamos vecinales por ruidos molestos, especialmente en horas nocturnas. El […]

La Municipalidad de Neuquén anunció la destrucción de 260 caños de escape antirreglamentarios secuestrados en operativos de tránsito realizados durante el primer semestre del año, reforzando su compromiso contra la contaminación sonora y visual. Este procedimiento simbólico y efectivo busca dar respuesta a los constantes reclamos vecinales por ruidos molestos, especialmente en horas nocturnas.

El subsecretario de Medio Ambiente y Protección Ciudadana, Francisco Baggio, explicó que se trata de dispositivos alterados sin silenciador, a menudo soldados con “cornetas” o trombones para aumentar los decibeles. Estos escapes, retirados en diversos barrios, serán destruidos en un predio municipal y compactados, conforme a la normativa vigente que exige su disposición final.

Durante el primer semestre, los operativos se concentraron en zonas como Unión de Mayo, Isla 132 y Villa Farrell, donde los vecinos denunciaron circulación de motos y autos con escapes libres que alteran la tranquilidad. Las acciones combinan controles de documentación, verificación técnica y el secuestro inmediato de los caños modificados.

En una acción anterior llevada a cabo en mayo de 2024, el municipio destruyó 250 caños de escape no reglamentarios en un operativo similar, lo que demuestra continuidad y rigurosidad en la política municipal. En aquella ocasión también se aclaró que, además de los ruidos, los silencadores ayudan a retener partículas contaminantes.

Según fuentes oficiales, este año ya fueron compactados más de 1.000 caños de escape antirreglamentarios, en operativos coordinados por el área de Tránsito y Medio Ambiente. Esto reafirma la intención de sostener la política de control permanente y aumentar la frecuencia de operativos en la ciudad.

El procedimiento incluye la retención total del caño no reglamentario y su destrucción posterior, y solo se permite la devolución del vehículo si se instala un escape original con silenciador y se paga la multa correspondiente. Así, se persigue no solo la sanción sino la prevención para evitar reincidencias.

Las autoridades remarcan que la medida tiene un fuerte impacto ambiental y barrial: reduce la contaminación acústica, mejora la calidad de vida y evita situaciones de riesgo provocadas por maniobras peligrosas de motociclistas que buscan evadir controles. También subrayan que es un ejemplo de cumplimiento normativo y ciudadanía responsable.

Este accionar inédito en la ciudad abre el camino para una política más estricta y sistemática, que aspira a consolidarse como política de Estado. Con la destrucción de los 260 caños, la municipalidad envía un mensaje claro: «El ruido excesivo no será tolerado y el control será constante».

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