Después de más de un año de incertidumbre y reclamos, la comunidad educativa de la Escuela 207 de Neuquén capital recibió una buena noticia: el Juzgado Federal N°4 de Bahía Blanca, que lleva adelante la quiebra de la ex firma Lucaioli, autorizó al gobierno provincial a intervenir y demoler parcialmente el galpón lindante, foco de múltiples riesgos que impedían la reapertura del edificio escolar.
Así lo confirmó Luciano Saborido, director de Mantenimiento Escolar del Consejo Provincial de Educación, en diálogo con Radio 7. “El edificio está listo desde hace más de dos meses”, señaló. “Se le hizo una cubierta de techo nueva, renovación total de instalaciones eléctricas, sanitarios adaptados, pintura, iluminación LED, un patio renovado y veredas perimetrales. Está impecable, pero no podíamos usarlo por el peligro que representa el galpón colindante”.
La estructura medianera, de casi 50 metros, presentaba riesgo de derrumbe y era un foco de inseguridad desde el incendio ocurrido hace un año. Incluso antes del siniestro, ya era un problema para los vecinos: gente en situación de calle lo ocupaba para dormir, y había denuncias por presencia de alimañas y suciedad.
¿Qué se va a demoler?
Saborido explicó que la demolición no será total, pero sí suficiente para garantizar la seguridad del entorno. Se retirarán cabreadas, escombros y partes inestables del muro, según un plan diseñado por un ingeniero civil. La intervención dejará un inmueble tipo baldío, sin estructuras aéreas ni riesgos colgantes. “Se expedirá un certificado que asegure que lo que quede no reviste ningún peligro para la comunidad”, añadió.
Una vez finalizadas las tareas de demolición y limpieza –que incluirán fumigación y desratización para evitar molestias a los vecinos– se procederá a la mudanza del mobiliario desde el Centro Nayahue, donde actualmente funciona la escuela, de regreso a su edificio original.
La fecha estimada de retorno es el martes 23 de julio, justo después del receso invernal. “Ese día volverán los chicos a su escuela. El 21 entregaremos el edificio y el 22 se harán tareas administrativas y de organización por parte de los docentes”, detalló Saborido.
Una comunidad activa y comprometida
El regreso a clases no solo es fruto de gestiones oficiales. El funcionario destacó el papel clave que jugó la comunidad educativa en este proceso. “Fue una comunidad activa, no solo reclamó sino que se involucró en cada detalle, colaboró en lo que pudo, acompañó legalmente. Incluso, cuando el equipo jurídico fue al juzgado, llevó consigo un documento elaborado por las familias con fotos, argumentos y pedidos formales, que se incorporaron al expediente judicial. Ese gesto ayudó a conseguir la autorización final”, afirmó.
Este paso representa una reparación simbólica y concreta para docentes, estudiantes y familias que durante más de un año sostuvieron la actividad escolar en condiciones improvisadas. También implica un alivio para el barrio Belgrano, que veía en ese galpón una amenaza latente.
Ahora, si todo transcurre sin contratiempos, el 23 de julio será un día de fiesta: la Escuela 207 volverá a abrir sus puertas en su edificio original, recuperado, seguro y renovado.
