
La CGT encarará en noviembre su recambio de autoridades con el desafío de encontrar a un dirigente que logre sintetizar a todas las corrientes que integran la central y, en ese marco, un tema que tendrán muy en cuenta será que la nueva conducción pueda iniciar un proceso de modernización de su vínculo con la sociedad.
«La CGT tiene que ir hacia una actualización de la dialéctica con la sociedad», sostuvo un referente de la central en declaraciones a un grupo de periodistas.
Con esta frase, el dirigente reconoció que la entidad de la calle Azopardo, además de elegir a su nueva conducción, deberá poner en marcha en paralelo una modernización que la adapte a los nuevos tiempos de redes sociales y revolución tecnológica.
En definitiva, se apuntará a tratar de mejorar su imagen ante una importante porción de la sociedad que tiene una mala opinión del sindicalismo.
La CGT tomó nota de que los tiempos cambian y los últimos paros generales no tuvieron el impacto de los de antaño. Incluso generaron malestar en parte de la sociedad.
En ese marco, se habla de consagrar como nuevo secretario general de la central a un dirigente más joven de los que la CGT suele encumbrar. Y, de ser posible, dejar atrás los esquemas de triunviratos que se viene implementando hace más de una década ante la imposibilidad de encontrar a un referente que contente a todos los sectores internos.
Ante ese escenario, uno de los primeros nombres que salió a la palestra fue el de Cristian Jerónimo, líder del Sindicato del Vidrio y de la Juventud Sindical, quien hace unos dos años ganó espacio en la «mesa chica» de la CGT, tras tomar distancia del moyanismo duro aunque manteniendo buen vínculo con esa tribu.
Pero según supo Noticias Argentinas, hay sectores que lo vetan porque consideran que está muy «verde» para gestionar la central y representando a todos los grupos.
Otro nombre que suena como «prenda de unidad» para la próxima jefatura es el del líder del Sindicato del Seguro y actual secretario de Prensa de la CGT, Jorge Sola.
Este dirigente, de más edad que Jerónimo, tiene en común con éste un recorrido similar: se hizo un nombre dentro de la tribu moyanista para luego distanciarse y entablar un buen vínculo con los representantes de las terminales más «dialoguistas» de la central, como los «gordos» y los «independientes».
Pero que su nombre ya esté dando vueltas entre los candidatos también hace dudar, ya que es un clásico en la CGT que cuando se pone en la cancha un postulante con tanta antelación se haga con la malicia de «quemarlo» y que al final no sea el elegido.