
San Lorenzo consiguió un triunfo que muy pocos esperaban en los papeles, por la diferencia de juego, pero el 1 a 1 en La Paternal ante Argentinos Juniors, y la posterior definición por penales, lo metió en los cuatro mejores del Torneo Apertura a puro pulmón.
Un cabezazo al segundo palo de Andrés Vombergar tras el centro perfecto de Ezequiel Herrera puso en ventaja a un «Ciclón» que fue a la guerra en el Diego Armando Maradona, con una cara que no mostraba hace varios partidos y dejó la vida con uno de los mejores rivales del campeonato como lo es el «Bicho» de Nicolás Diez.
El empate de Tomás Molina fue un mazazo, ya que faltaba un minuto, pero los penales tuvieron su héroe: el paraguayo Orlando Gill ya está en el corazón del hincha y salvó otra vez a San Lorenzo de una inminente caída.
Sin cobrar hace meses y abandonado a la buena de Dios, las similitudes con aquel equipo que bautizara Luis «Lucho» Malvarez a fines de la década del 80 se vienen a la cabeza de varios hinchas de San Lorenzo, un plantel que no tenía nada pero dejaba el alma y la vida en cada partido, algo que hace este plantel corto de Miguel Ángel Russo y lo demuestra en los partidos de definición.
No será Vietnam a finales de los 70 pero este torneo es una batalla para un San Lorenzo acefalo desde lo institucional y sin ver un peso, pero con hambre de victoria y demostrar que la gente puede ilusionarse con algo más.
Solo dos partidos es lo que depara a un «Ciclón» combativo, que estará a la espera de River o Platense para conocer a si próximo rival, otra vez con la incertidumbre de la localía o ir de nuevo a pelear en terreno ajeno como puede ser El Monumental.