
Productores frutícolas del Alto Valle denuncian una crisis severa debido al ingreso de peras y manzanas desde Chile y China, que desplaza la producción local y hunde los precios, según un reclamo elevado el 12 de mayo de 2025 en Buenos Aires ante funcionarios nacionales. La Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, junto a chacareros como Horacio Pierdominici, advirtió que la actividad está al borde del colapso, con chacras abandonadas y árboles centenarios talados.
El ingreso de fruta extranjera agrava la situación, con peras chinas y manzanas chilenas vendidas a precios imbatibles. Pierdominici, de Cipolletti, reveló que les pagan 16 centavos de dólar por kilo de pera, mientras 50 millones de kilos se pudrieron esta temporada. La presión impositiva del 63% y un tipo de cambio desfavorable hacen imposible competir, según Sebastián Hernández, titular de la Federación.
Un récord de fruta fue a jugueras, con 200 millones de kilos (60% de la cosecha 2024-2025) destinados a la industria, dejando solo el 40% para el mercado fresco. Esto refleja la falta de demanda interna y exportadora, agravada por la importación de peras chinas, que Nicolás Sánchez, de la Cámara de Fruticultores Integrados, calificó como un golpe directo a la economía regional.
El problema cambiario es el núcleo de la crisis, explicó Pierdominici. Con un dólar oficial que no cubre los costos de producción (35-37 centavos por kilo de pera), los productores no pueden competir con países como Chile, donde los salarios son más bajos (400-500 dólares mensuales). La falta de un dólar competitivo, sumada a la apertura importadora, deja al sector sin márgenes.
La poda para la próxima cosecha está comprometida, ya que muchos productores no tienen fondos para mantener sus chacras. Pierdominici anticipó que, sin un cambio drástico, la mitad del Alto Valle podría quedar sin podar, afectando variedades de peras y manzanas, y generando un ciclo de abandono que comprometerá la producción de 2026.
El abandono de chacras se multiplica en la región, con tierras históricas en Cipolletti y otras zonas vendidas o abandonadas. “Lo único que se escucha es la motosierra cortando plantas de 80 años”, lamentó Pierdominici, quien acusó al gobierno nacional de Javier Milei de priorizar importaciones sobre la producción local, desmantelando una industria clave.
La reunión en Buenos Aires no trajo soluciones, según los productores, quienes se encontraron con la negativa del gobierno a modificar su política de gasto público o ajustar el tipo de cambio. La falta de programas sanitarios, como el control de la carpocapsa, y de financiamiento agrava la crisis, que amenaza 75.000 empleos directos e indirectos en Río Negro y Neuquén.
El sector exige declarar la emergencia económica, con medidas como un dólar frutícola, reducción de retenciones y restricciones a las importaciones. Sin respuestas, los productores temen la desaparición de la fruticultura, mientras el gobierno provincial de Rolando Figueroa y el nacional enfrentan críticas por desatender una economía regional vital.