
Con un récord que tardó 20 años en ser superado, el delantero Guillermo Stábile fue el primer goleador de la historia de los Mundiales de fútbol, con una hazaña marcada en la Copa del Mundo de Uruguay 1930.
Arrancando como suplente y sin haber disputado el primer partido, el jugador argentino convirtió ocho goles en la primera cita mundialista de la historia.
Además, Stábile es reconocido como un ídolo en Huracán y Racing y es el entrenador con más títulos de la historia del seleccionado argentino.
Exitoso como delantero y como director técnico, Guillermo Stábile se crió en el amateurismo argentino, jugó en el exterior y alcanzó un récord en la Copa del Mundo de Uruguay 1930: marcó ocho goles y fue el primer goleador de la historia de los Mundiales.
Nacido el 17 de enero de 1906, Stábile surgió de las inferiores del extinto Sportivo Metan y llegó a Huracán en 1920, integrando el plantel de cuarta división. Con un físico delgado y velocidad digna del atletismo, Stábile se destacaba por su movilidad dentro del área, con gran capacidad para escurrirse entre los defensores rivales, condición que le otorgó su apodo futbolístico: el “Filtrador”.
Debutando como extremo por derecha, en tiempos donde el puesto era denominado wing, Guillermo Stábile apareció en la Primera del “Globo” en 1923. Su enorme virtud de cara al arco rival lo hizo pasar al puesto de centrodelantero, donde se destacaría por el resto de su carrera.
En el club de Parque Patricios compartió delantera con Adán Loizo, Juan Sposito, Ángel Chiesa y otro gran goleador de la época, Cesáreo Onzari. Viviendo la era más gloriosa de la historia de Huracán, Stábile fue campeón de los campeonatos de Primera División de 1925 y 1928, además de la copa Carlos Ibarguren de 1925.
En el club “Quemero” jugó 127 partidos y convirtió 101 goles, lo que le garantizó un lugar en la convocatoria del entrenador Francisco Olazar. Comenzando como suplente del delantero Manuel Ferreira, el “Filtrador” se metió en el once titular en el lugar del atacante Roberto Cherro en la segunda fecha de la fase de grupos y su debut fue inmejorable: convirtió tres goles en el triunfo por 6-3 de Argentina sobre México.
Llegado el último partido de la primera fase, el rendimiento de Stábile no empeoró. Con dos goles en los primeros minutos del partido, el jugador de Huracán permitió el triunfo argentino sobre Chile por 3-1 y la clasificación a semifinales con puntaje perfecto. En dicha instancia llegó un nuevo doblete, en un triunfo por 6-1 ante Estados Unidos, y el posterior acceso a la final.
En la final, Argentina se midió con el local, Uruguay. Con polémica por situaciones antideportivas en la previa, como amenazas de muerte recibidas por el mediocampista Luis Monti, el conjunto nacional se fue al entretiempo en ventaja con un gol de Stábile, quien venció al arquero rival con un remate alto tras la asistencia de Monti, con un pase largo. De todas formas, los uruguayos remontaron en la segunda parte y se quedaron con la primera final de un Mundial por 4 a 2.
A pesar de no haber conseguido el campeonato, y sin haber jugado el primer partido, Guillermo Stábile fue el máximo goleador de la primera cita mundialista, con ocho conquistas en cuatro partidos.
El récord del “Filtrador” se mantuvo durante 20 años, cuando el delantero Ademir de Menezes marcó nueve goles en seis partidos en el Mundial de Brasil 1950 y, también, tuvo que conformarse con el subcampeonato.
Habiendo mostrado su mejor nivel en el torneo más prestigioso del mundo, a Stábile le llegó la oportunidad de emigrar al fútbol europeo, cuando el Genoa de Italia le pagó 25.000 pesos de la época a Huracán a cambio del goleador.
En el club genovés marcó 19 goles en cinco años y tuvo un breve paso posterior por el Napoli, donde jugó un año. El final de su carrera se dio en Francia, siendo parte del Red Star Saint-Ouen, donde convirtió 88 goles en 66 partidos y se retiró en 1939, consiguiendo el campeonato de segunda categoría y el ascenso a primera.
Stábile comenzó su carrera como entrenador en sus últimos dos años en el conjunto francés, fundado por el presidente de FIFA Jules Rimet, y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial volvió al país, haciéndose cargo del “Globo” durante cuatro años, donde consiguió una nueva Copa Escobar y alzó la Copa de Competencia Británica.
Desde 1941 hasta 1961, con una única interrupción en el año 1960, el “Filtrador” gestionó también a la Selección argentina, además de sus tareas como entrenador de clubes, Así se convirtió en el único DT de la historia del fútbol en ganar siete títulos oficiales con una Selección: alzó seis Campeonatos Sudamericanos (hoy Copa América), en 1941, 1945, 1946, 1947, 1955 y 1957, además del Campeonato Panamericano de 1960.
Como si fuera poco, el entrenador argentino alcanzó también el oro en los Juegos Panamericanos de Argentina 1951 y México 1955.
Su carrera como entrenador de clubes continuó por San Lorenzo, Estudiantes y Ferro, hasta llegar a Racing en 1945, donde tuvo otro paso glorioso. En la “Academia” alzó la Copa Competencia Británica de 1945 y consiguió un tricampeonato en los torneos locales, con los certámenes de 1949, 1950 y 1951. En este último se modificaron las reglas en plena disputa del campeonato y, sin dichos cambios, el campeón hubiera sido Banfield.
Retirado de la dirección técnica en 1961, y con participaciones en el cine argentino, personificándose a sí mismo en “Pelota de trapo” y “Fantoche”, la vida de una de las mayores glorias del fútbol argentino se terminó el 26 de diciembre de 1966, cuando el ídolo de Huracán y Racing sufrió un paro cardiorrespiratorio mientras estaba en su casa y perdió la vida.