La situación se ha intensificado en el último tiempo, ya que los lunes se asignan turnos para especialidades clave como medicina general, pediatría y ginecología. El sistema actual combina la asignación a través de la aplicación Andes y la ventanilla presencial, esta última orientada a personas mayores o sin acceso a dispositivos tecnológicos. Sin embargo, las fallas en la app y la insuficiencia de turnos han provocado que cientos de personas hagan filas desde la madrugada, generando tensiones entre usuarios y trabajadores.
Martínez destacó que la aplicación Andes, creada para facilitar el acceso a turnos, no ha cumplido con las expectativas. «Los usuarios enfrentan grandes dificultades para conseguir un turno, lo que incrementa los conflictos. La violencia no solo ocurre entre quienes esperan, sino también contra los empleados que no tienen respuesta para ofrecer», detalló el delegado.
Ante este panorama, los trabajadores proponen regresar al sistema previo, donde los turnos se asignaban completamente en ventanilla. «De esta forma, podemos garantizar transparencia, evitar filas nocturnas y ofrecer una estimación clara de los cupos disponibles», añadió Martínez. El objetivo principal es reducir la violencia y brindar una solución temporal mientras se corrigen las fallas de la app.
El delegado también criticó la falta de recursos en el hospital, que enfrenta serios problemas estructurales. «La escasez de personal, el deterioro de los insumos médicos y la sobrecarga laboral afectan tanto la atención al público como el bienestar de los trabajadores», afirmó. Asimismo, señaló que la imposibilidad de cubrir eventuales bajas de personal complica aún más el panorama.
Aunque el Ministerio de Salud calificó a Andes como un «método adicional», Martínez subrayó que los empleados se sienten desprotegidos. «Estamos al frente de la atención, pero no se nos escucha. No buscamos culpar, sino ser parte de la solución. Invitamos al ministro a evaluar junto a nosotros las fallas del sistema», expresó.
Cada lunes, el hospital recibe entre 350 y 500 personas que esperan por turnos, muchas de ellas pasando la noche en el lugar. Este número sobrepasa la capacidad operativa de los trabajadores y genera frustración en los usuarios, especialmente en aquellos sin acceso a la tecnología o con urgencias médicas.
Para concluir, el delegado reiteró la necesidad de tomar medidas urgentes. «No solo queremos protegernos de la violencia, sino también garantizar que los usuarios puedan acceder a sus turnos de manera digna y sin sobresaltos. El sistema público necesita soluciones integrales», sentenció.