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Indignación por la decoración de Halloween en una heladería que imitó un cadáver en una bolsa

Con la llegada de Halloween, muchos locales comerciales de Neuquén comenzaron a decorar sus vidrieras con motivos típicos de la fecha: calabazas talladas, telarañas artificiales y brujas frente a calderos verdes. Sin embargo, una heladería del centro este de la ciudad generó polémica al incorporar en su decoración bolsas negras atadas con cinta, imitando la […]

Con la llegada de Halloween, muchos locales comerciales de Neuquén comenzaron a decorar sus vidrieras con motivos típicos de la fecha: calabazas talladas, telarañas artificiales y brujas frente a calderos verdes. Sin embargo, una heladería del centro este de la ciudad generó polémica al incorporar en su decoración bolsas negras atadas con cinta, imitando la silueta de un cuerpo envuelto, acompañadas de un globo negro con cruces en los ojos, como si representara una figura sin vida.

La ornamentación se exhibe junto a una lona con la imagen de una bruja preparando una poción, rodeada de calabazas y luces tenues. Lo que podría haber sido una decoración festiva terminó siendo percibido por muchos como una recreación macabra que roza la insensibilidad, especialmente en un contexto social marcado por casos recientes de violencia y desapariciones.

El gesto no pasó inadvertido entre los vecinos y transeúntes, que enviaron imágenes a medios locales señalando el impacto negativo que causó la escena. Algunos interpretaron la ambientación como una banalización de la muerte y una falta de empatía hacia las tragedias recientes que conmovieron a la región.

La referencia visual —una bolsa negra envuelta como si contuviera un cuerpo— remite inevitablemente a episodios de fuerte carga simbólica en la memoria colectiva argentina, como las bolsas colocadas frente a Casa Rosada durante una protesta política, que fueron ampliamente repudiadas por su violencia estética y simbólica.

Cada año, la celebración de Halloween en Argentina divide opiniones. Por un lado, está quienes la ven como una oportunidad de recreación y expresión estética; por otro, quienes cuestionan la adopción acrítica de una festividad extranjera y los excesos en su representación.

En este caso, más allá del origen cultural, la crítica apunta a la falta de criterio y sensibilidad en la elección de elementos decorativos. Representar cuerpos envueltos en bolsas —aunque sea como parte de un decorado “de terror”— traspasa el límite del humor negro para convertirse en una imagen perturbadora y fuera de lugar en un contexto urbano.

Lo ocurrido en esta heladería neuquina evidencia cómo las fronteras entre lo lúdico y lo ofensivo pueden difuminarse fácilmente cuando se utilizan símbolos asociados a la muerte o la violencia. Halloween puede ser una fecha para el juego y la creatividad, pero también invita a repensar los significados detrás de cada elección estética, sobre todo cuando se exhibe en espacios públicos.

El arte, la cultura popular y el comercio comparten un mismo desafío: entretener sin trivializar el dolor. En este caso, el efecto logrado fue todo lo contrario.

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