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“Podés vivir sin luz o gas, pero no sin agua”

El barrio Quinta 25 de General Roca atraviesa una crisis que expone la precariedad de los servicios básicos en sectores periféricos de la ciudad. A pesar de que días atrás la intendenta inauguró un plan de agua que se presentó como concluido, los vecinos aseguran que la mitad del barrio sigue sin suministro regular. La […]

El barrio Quinta 25 de General Roca atraviesa una crisis que expone la precariedad de los servicios básicos en sectores periféricos de la ciudad. A pesar de que días atrás la intendenta inauguró un plan de agua que se presentó como concluido, los vecinos aseguran que la mitad del barrio sigue sin suministro regular. La presión no alcanza a las viviendas más alejadas y los cortes se repiten sin aviso.

Renzo, vecino de la zona, expresó la frustración colectiva:

“Podés estar sin luz, podés estar sin gas, pero no sin agua. Largan el servicio unas horas y después lo cortan. Y encima dejaron de mandar los camiones cisterna. Nos dicen que la obra está terminada, pero la realidad es que seguimos igual”, señaló en diálogo con la radio.

La falta de información oficial agrava la situación. Los vecinos reciben respuestas contradictorias entre el municipio y ARSA, mientras la única comunicación son mensajes sueltos por WhatsApp. Sin boletines ni cronogramas de cortes, las familias viven en una incertidumbre constante.

Veranos sin agua y barrios postergados

El problema no se limita a Quinta 25. Según relató Renzo, barrios como Barrio Nuevo, Carlos Soria, Altabarda y Fiske Menuco padecen la misma falta de abastecimiento. En Fiske Menuco, recordó, el año pasado hubo 20 días sin agua, un récord que dejó en evidencia la fragilidad del sistema.

La indignación crece al comparar estas carencias con inversiones en otras áreas:

“Hicieron un parque acuático en la zona del río con bombas nuevas, pero nosotros seguimos sin poder bañarnos, sin agua para tomar ni para las mascotas”, denunció.

La situación golpea con más fuerza a los sectores de menores recursos. Muchas familias sobreviven con bidones de 10 o 20 litros porque no pueden comprar un tanque para almacenar agua. “Es imposible sostenerse así en pleno verano”, insistió Renzo.

Luz, transporte y servicios básicos ausentes

El conflicto con el agua se suma a problemas con la electricidad: apenas se instalaron dos tercios de los pilares prometidos y ahora les exigen a los vecinos comprar kits para completar la obra. “Nos apuran con plazos imposibles, cuando la mayoría está sin trabajo. Yo mismo estoy postrado por un accidente y no puedo cumplir con eso”, relató el vecino.

La falta de infraestructura social profundiza el abandono: no hay salita sanitaria, ni destacamento policial y el colectivo solo llega hasta la entrada del barrio, obligando a caminar hasta 12 cuadras para acceder al transporte público. Para adultos mayores o personas con discapacidad, el traslado se vuelve una odisea.

Renzo resumió el sentimiento general: “Estamos en el abandono total. La pobreza es muy grande en Roca y nuestro barrio refleja esa realidad”.

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