
El brutal triple femicidio de Florencio Varela sacudió al país y expuso una trama atravesada por el narcotráfico y la violencia extrema. Brenda Loreley Del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15) fueron encontradas el miércoles enterradas en el patio de una vivienda. Estaban desaparecidas desde el viernes pasado en Ciudad Evita, cuando se las vio por última vez al subir a una camioneta blanca frente a una estación de servicio YPF en la rotonda de La Tablada.
Las autopsias confirmaron que las tres jóvenes fueron torturadas antes de ser asesinadas, un dato que profundiza la hipótesis de que se trató de un mensaje mafioso vinculado al narcomenudeo. Según reveló el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, parte de la brutalidad quedó registrada en un video transmitido en vivo por los agresores. Allí se escuchó la frase: “Esto pasa si me robás droga”, lo que refuerza la hipótesis de una venganza narco.
Por el crimen fueron detenidas cuatro personas: Miguel Ángel Villanueva Silva (25), María Celeste González Guerrero (28), Daniela Iara Ibarra (19) y Maximiliano Andrés Parra (18). Todos quedaron alojados en el penal de Melchor Romero, donde se negaron a declarar. El fiscal de la causa, Adrián Arribas, aseguró que la investigación avanza con celeridad y que se trabaja en identificar a los autores intelectuales, dado que los apresados podrían no ser los máximos responsables de la organización.
El abogado de la familia de Lara Gutiérrez, Alejandro Cipolla, pidió investigar “hasta lo último” y no descartar la posible participación de una “organización poderosa con vínculos políticos y policiales”.
El triple femicidio desató una ola de indignación. La organización Ni Una Menos convocó a una movilización este sábado en Plaza de Mayo bajo la consigna: “No hay víctimas buenas ni malas, hay femicidios. El Estado es responsable”.
En paralelo, familiares y vecinos realizaron marchas en La Tablada, donde vivían Brenda y Morena, y acompañaron el cortejo fúnebre que pasó frente a los monoblocks antes del entierro en el cementerio Las Praderas, en Lomas de Zamora.
El obispo de San Justo, monseñor Eduardo Horacio García, advirtió que el caso refleja el avance del narcotráfico en los barrios populares: “Nos es más fácil luchar contra el hambre que contra los narcos”, dijo, y vinculó el hecho con otros crímenes recientes que evidencian el creciente poder de las mafias.
El asesinato de Brenda, Morena y Lara no solo conmueve por la saña, sino también porque expone cómo el narcotráfico atraviesa la vida de adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Organizaciones feministas y sociales insisten en que este no es un caso aislado, sino parte de un entramado de violencia sistemática en el que confluyen género, pobreza y criminalidad organizada.
El triple femicidio obliga a un debate urgente sobre la protección del Estado frente a las violencias extremas, la presencia de bandas criminales en los barrios y la falta de políticas efectivas que garanticen que ninguna vida sea descartable.