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Vecinos del centro denuncian ruidos insoportables por boliche bailable

Vecinos del área centro oeste de Neuquén manifestaron su creciente preocupación por el funcionamiento de un boliche bailable ubicado en la calle Brown, al que responsabilizan de generar ruidos molestos que impiden el descanso nocturno. Las denuncias apuntan a que el local funciona hasta la madrugada, con música a alto volumen y desórdenes en la […]

Vecinos del área centro oeste de Neuquén manifestaron su creciente preocupación por el funcionamiento de un boliche bailable ubicado en la calle Brown, al que responsabilizan de generar ruidos molestos que impiden el descanso nocturno. Las denuncias apuntan a que el local funciona hasta la madrugada, con música a alto volumen y desórdenes en la vía pública que afectan directamente la convivencia en la zona.

Según testimonios recogidos, el local cuenta con un patio que da a un pulmón de manzana, lo que intensifica el impacto del sonido en los edificios linderos. La situación se torna insostenible entre jueves y domingo, cuando la actividad del boliche se extiende hasta pasadas las 6:30 de la mañana. Los vecinos aseguran que aun con las ventanas cerradas el ruido atraviesa las paredes, imposibilitando el descanso incluso en pleno invierno.

En diálogo con Radio 7, Beatriz, vecina del centro oeste, explicó que en su edificio conviven familias con niños pequeños y personas mayores que han debido modificar su rutina de sueño por la falta de control. Relató que algunas familias decidieron mudarse definitivamente ante la imposibilidad de sostener la convivencia con el bar como vecino permanente. La afectada reconoció que no se trata de un episodio aislado, sino de un problema que persiste desde hace más de dos años.

Los residentes indicaron que han realizado reclamos ante la Municipalidad, el Concejo Deliberante y la línea 147, pero que hasta el momento no han recibido respuestas satisfactorias. La única dependencia que intervino fue el área de Medio Ambiente, que, según relatan, se mostró atenta pero sin avances concretos. Para los vecinos, esta falta de soluciones demuestra un estado de desprotección frente a la actividad nocturna.

Los problemas no se reducen al volumen de la música: autos estacionados en doble fila, bocinazos, peleas y rotura de botellas forman parte de un combo que altera la tranquilidad barrial. Además, se registran casos de jóvenes que tocan timbres en la madrugada y generan episodios de violencia en las inmediaciones del boliche. Todo esto configura un escenario de inseguridad para quienes residen en la zona céntrica.

La vecina remarcó que no se oponen a la existencia de locales bailables, pero piden que funcionen en espacios adecuados, alejados de zonas residenciales. Según su testimonio, la ubicación del boliche, en un triángulo cerrado de manzana, potencia el eco del sonido y vuelve imposible la vida cotidiana de quienes lo rodean. “No podemos vivir así, necesitamos que alguien intervenga”, expresó con desesperación.

Los afectados también señalan que los dueños del local no han mostrado predisposición al diálogo. En distintas oportunidades intentaron acercarse para plantear la problemática, pero denunciaron burlas y desinterés de parte de los responsables. Incluso hubo promesas incumplidas sobre el cierre de patios y mejoras acústicas, que nunca se concretaron. La desconfianza hacia los administradores del boliche crece entre los residentes.

Ante la falta de respuesta institucional, los vecinos apelan a la visibilización del caso en los medios de comunicación para exigir medidas inmediatas. El reclamo se centra en recuperar el derecho al descanso y a una vida digna en el centro de la ciudad, donde la convivencia entre ocio y residencia parece haber quedado en segundo plano. La comunidad espera que las autoridades definan controles más estrictos para garantizar la tranquilidad perdida.

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