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Candela Burgos, talento neuquino en taekwondo que ya integra la Selección Argentina

A sus 16 años, Candela Burgos se ha convertido en una de las jóvenes promesas más destacadas del taekwondo argentino, particularmente en la modalidad poomsae (o punce), una disciplina que combina precisión técnica, concentración y control físico en secuencias coreografiadas de ataques y defensas contra uno o varios oponentes imaginarios. Su relación con el taekwondo […]

A sus 16 años, Candela Burgos se ha convertido en una de las jóvenes promesas más destacadas del taekwondo argentino, particularmente en la modalidad poomsae (o punce), una disciplina que combina precisión técnica, concentración y control físico en secuencias coreografiadas de ataques y defensas contra uno o varios oponentes imaginarios.

Su relación con el taekwondo comenzó a los 7 años, y desde muy temprano mostró una disciplina y una capacidad de aprendizaje que llamaron la atención de sus entrenadores. A los 10 años descubrió su verdadera pasión: el poomsae. Desde entonces ha acumulado múltiples títulos provinciales y nacionales, y durante la pandemia participó en torneos internacionales virtuales, perfeccionando su técnica y demostrando su capacidad de adaptación en escenarios no convencionales.

El punto de inflexión llegó este año, cuando Burgos fue convocada a un campus de entrenamiento de la Selección Argentina. Durante intensas jornadas de doble turno, debió adaptarse a un ritmo de alto rendimiento, trabajar junto a otros atletas destacados y demostrar que podía sostener su nivel frente a los mejores del país. Su esfuerzo dio frutos: fue confirmada como integrante oficial del equipo nacional, un logro que para muchos deportistas llega después de años de intentos y para otros, nunca.

En el corto plazo, Candela ya tiene agenda competitiva: el 16 de agosto participará en el torneo provincial en Cinco Saltos, y espera definiciones sobre su participación en futuros torneos nacionales e internacionales. Forma parte de equipos y dúos mixtos junto a otros talentos como Santiago Corso, Ema Uribe, Laila Carballo y Ema Salvatori, con quienes comparte entrenamientos, viajes y la adrenalina de la competencia.

El camino no ha sido fácil: su preparación implica horas diarias de entrenamiento, adaptaciones en sus horarios escolares —sus inasistencias están justificadas por la actividad deportiva— y un esfuerzo físico y mental constante. Sin embargo, Candela reconoce que nada sería posible sin el apoyo incondicional de su familia, especialmente de sus padres, que han estado presentes en cada competencia, alentándola y respaldando sus decisiones.

Más allá de los logros deportivos, su historia refleja la capacidad de proyección internacional de los deportistas neuquinos, el crecimiento de las artes marciales en la región y la importancia de fomentar el deporte juvenil con políticas y espacios que acompañen a las nuevas generaciones. Para Candela, el taekwondo es más que una disciplina: es una forma de vida que, según afirma, puede practicarse toda la vida, adaptando las categorías y manteniendo siempre la pasión intacta.


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