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Panaderos celebran su día entre hornos encendidos y tradición viva

Este lunes 4 de agosto se conmemora el Día Nacional del Panadero en Argentina, en recuerdo de la fundación en 1887 del primer sindicato de obreros panaderos, la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación. La jornada reconoce la labor esencial y la historia sindical del gremio. Desde 1957, el Congreso nacional estableció la fecha como […]

Este lunes 4 de agosto se conmemora el Día Nacional del Panadero en Argentina, en recuerdo de la fundación en 1887 del primer sindicato de obreros panaderos, la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación. La jornada reconoce la labor esencial y la historia sindical del gremio. Desde 1957, el Congreso nacional estableció la fecha como un homenaje permanente.

En todo el país, panaderos trabajan desde la madrugada para que el pan llegue a cada hogar, manteniendo viva una tradición que combina oficio, esfuerzo y dedicación. La producción se convierte en un acto cotidiano de servicio comunitario, especialmente en panaderías de barrio que conocen a cada cliente por su nombre.

En diálogo con Radio 7, Marcelo Rosales, panadero de la ciudad de Neuquén, quien actualmente celebra su oficio con entusiasmo y compromiso. Marcelo destacó que su vocación nació por circunstancias familiares y la pasión por hornear diariamente. Su emprendimiento familiar se convirtió en una apuesta de arraigo y cariño por el oficio.

Marcelo precisó que el trabajo comienza entre las dos y las tres de la mañana, con jornadas que se extienden hasta las diez u once de la mañana. Esta rutina intensa refleja el sacrificio silencioso que vive el sector. Subrayó que amasar, hornear y atender al público requiere dedicación y resistencia física y emocional.

Consultado sobre sus productos favoritos, Marcelo eligió la “chucha” como su clásica preferencia, mientras que identificó a la medialuna dulce como la estrella indiscutida entre los neuquinos, con un 90 % de preferencia frente a la salada. Este ranking refleja los gustos locales y el vínculo cultural del pan con la tradición regional.

También explicó que el excedente diario de producción no se desperdicia, ya que muchas panaderías lo donan a comedores y vecinos necesitados. Marcelo resaltó que es un gesto habitual e invisible, pero presente, que transforma pan sobrante en alimento solidario, reforzando el rol social del panadero en la comunidad.

En cuanto a los desafíos del sector, resaltó que mantener precios accesibles frente al aumento de costos de insumos como harina, levadura y energía representa un gran reto. Marcelo reivindicó la vocación del oficio como un compromiso con la sociedad, pese a la caída del consumo y las dificultades económicas actuales.

Este Día del Panadero no solo celebra una profesión esencial, sino que visibiliza el rol anclado en la historia, la lucha obrera y la identidad cultural nacional. Marcelo hizo un llamado a valorar el pan de cada mañana y reconocer el esfuerzo de quienes, durante la madrugada, sostienen un oficio tan noble como necesario.

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