
“Manejamos mal. Todos”, sentenció Alfredo Oscar Baduan, presidente de la Fundación El Viento Blanco, al analizar el comportamiento de los conductores en la ciudad de Neuquén. Tras una jornada marcada por múltiples accidentes, entre ellos un choque en cadena en Ruta 7 que involucró a 16 vehículos, Baduan aseguró que lo que ocurre en las calles responde a una profunda crisis de responsabilidad ciudadana y desconocimiento de las normas básicas de tránsito.
Para el especialista, el problema comienza por una falsa concepción del derecho a manejar. “La licencia no es un derecho automático, se otorga a quien está capacitado para conducir”, explicó, señalando que se aprueban exámenes sin verdadera formación. Las fallas van desde desconocer la tracción del vehículo hasta ignorar cómo usar los sistemas de seguridad que trae de fábrica.
Baduan criticó la falta de lectura de los manuales del fabricante y el uso incorrecto de tecnología incorporada en los autos actuales. Mencionó los casos del sistema de antipatinamiento y el control de descenso en pendientes, que requieren comprensión técnica. “El problema no es el auto, sino el conductor que no sabe cómo utilizarlo”, advirtió.
También remarcó que la mayoría de los conductores no respeta normas elementales como usar la luz de giro o leer la cartelería. “Somos indolentes. No nos importa lo que indican los carteles ni los derechos de los demás”, afirmó. Según Baduan, el tránsito neuquino refleja una peligrosa mezcla de individualismo y desinformación.
La seguridad de peatones, ciclistas y usuarios de micromovilidad fue otro eje de su análisis. Recordó que las bicicletas son vehículos según la Ley de Tránsito y deben cumplir con requisitos como luces, casco, timbre y reflectivos. “¿Cuántas bicis cumplen con eso? Ninguna. Y la ordenanza sobre monopatines no se respeta tampoco”, denunció.
Baduan insistió en la importancia de mantener distancia de seguimiento y entender los puntos ciegos de camiones o colectivos. Explicó que detrás de un semirremolque pueden ocultarse hasta 50 personas, y que si no se respeta una distancia de al menos 70 metros, el conductor del camión simplemente no puede ver al vehículo que viene detrás.
Las distracciones al volante fueron señaladas como otro factor crítico en la siniestralidad urbana. Mencionó que el exceso de estímulos dentro del vehículo —como música fuerte, pantallas o uso del celular— reduce la capacidad de reacción y anula sentidos como el oído. “Conducir requiere los cinco sentidos activos”, remarcó.
Finalmente, advirtió sobre la falta de información sobre ordenanzas locales como la de alcohol cero. “Muchos llegan a Neuquén sin saber que está prohibido tomar ni una gota”, señaló, e hizo un llamado a la reflexión colectiva: “Si no cambiamos todos un poco, las estrellas amarillas en el asfalto seguirán creciendo”. Baduan cerró con un mensaje claro: el cambio empieza por reconocer que no sabemos manejar tan bien como creemos.